01 diciembre 2010

Dia mundial de la epidemia del Sida













Prevención y tratamiento del VIH /Sida
  • Metas de acceso universal a los antirretrovirales, aún por cumplirse en América Latina y el Caribe
  • Más de la mitad de los 1.4 millones de personas con VIH y Sida en la región no tienen acceso a los tratamientos que salvan sus vidas

UN AÑO PARA NO OLVIDAR


Recife, Brasil, 1 de diciembre de 2010

La 26 ª Sesión Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas (UNGASS) sobre el VIH y el SIDA,celebrada en 2001, estableció un compromiso mundial para combatir la epidemia con plazos definidos(2003, 2005 y 2010) y los indicadores para hacer frente a la crisis del VIH y el SIDA, teniendo en cuenta las particularidades de las diferentes regiones y países. Sin embargo, a pesar de los importantes progresos realizados hacia la consecución de los objetivos de acceso universal, el objetivo de alcanzarlo antes de 2010 no se ha cumplido y el SIDA sigue siendo un desafío excepcional que merece una atención excepcional.

Se constató que, a finales de 2010, la prevención del VIH está fallando en la mayoría de los países,todavía los gobiernos han incumplido sus compromisos de aumentar el gasto para lograr el más alto nivel posible de salud; los países desarrollados no han cumplido con su compromiso de destinar el 0,7% delProducto Nacional Bruto para impulsar ayuda oficial al desarrollo (AOD). Tampoco podemos olvidar que en2010 los países y fundaciones donantes se comprometieron con menos de 12 mil millones de dólares quedando lejos del mínimo necesario de 20 mil millones de dólares para que el Fondo Global contra el SIDA,Tuberculosis y Malaria pueda financiar apropiadamente el enfrentamiento de las tres enfermedades. En ese año también muchos países Latinoamericanos pueden tornarse inelegibles a acceder a financiación del Fondo Global.

En diciembre de 2009, casi la mitad de las personas que necesitan tratamiento ARV tenían acceso en el Caribe donde el SIDA sigue siendo la causa principal de muerte en personas entre las edades de 20‐59 años y el número de mujeres que viven con el VIH sigue creciendo. Las mujeres jóvenes representan el 50%de todas las personas con VIH, y 59% en Guyana, Trinidad y Belice. Aunque Haití y República Dominicana cuentan con el 70% de las PVVS en la región, las tasas más altas de prevalencia existen entre las poblaciones mucho más pequeñas, tales como las Bahamas (3%), Guyana (2.5) y Surinam (2,4%). Las tasas de prevalencia dentro de las poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad reflejan una gran variación entre los territorios más grandes y más pequeños: los HSH cuentan el 6,1% de las PVVS en República Dominicana y el 32% en Jamaica, y las trabajadoras sexuales 2,1% en República Dominicana, el 27% en Guyana y 21% en Jamaica.

Sólo el 42% de 1,4 millones de PVVS en Centro y Sur América están recibiendo la cobertura de tratamiento antirretroviral. En 2009 fuimos testigos de un aumento débil de 6% en la cobertura deantirretrovirales en la región en comparación con un promedio mundial del 30%. Aunque el número de muertes anuales en todo el mundo relacionadas con el SIDA sea cada vez menor, en esta región, el número de muertes se ha estabilizado sin ninguna indicación hasta el momento de declive. Aunque las epidemias son concentradas ‐ la prevalencia en algunos grupos de jóvenes de las ciudades que tienen sexo con hombres llega a más del 10%, mayor que en Europa y América del Norte ‐ se está extendiendo másrápidamente a través de la transmisión heterosexual. En Argentina, por ejemplo, se estima que cuatro decada cinco nuevos diagnósticos de VIH a mediados de la década de 2000 se produjeron por vía sexual, principalmente heterosexual, y el 43% de las nuevas infecciones por el VIH en el Perú son atribuidos a transmisión heterosexual. Más de un cuarto de los 2 millones de personas en América Central y del Sur que se inyecta drogas podría estar viviendo con el VIH. Los presos y los detenidos también tienen una alta prevalencia del VIH, al igual que en São Paulo (Brasil) cerca de un 6% de los reclusos varones dieron positivo para el virus.

Todavía hace falta en nuestras regiones la transparencia en la toma de decisiones en el diseño,implementación, asignación de recursos, seguimiento y evaluación de políticas y programas de lucha contra el VIH, así como también hacen falta las medidas fuertes contra la . En el año 2010 está claro que el compromiso de Acceso Universal (AU) para prevención, tratamiento, atención y apoyo del VIH y el SIDA,aún debe ser mantenido. LACCASO urge a todos los gobiernos a implementar ¡10 ACCIONES AHORA!

1. Tratar el SIDA no solamente como un problema de salud, pero como una cuestión de derechos humanos y de desarrollo.
2. Aumentar la cantidad, calidad y enfoque de las inversiones ‐ tanto por fuentes nacionales cuanto por la asistencia internacional cuando sea necesario ‐ para garantizar el acceso universal a la prevención y el tratamiento del VIH y el SIDA, así como a la salud y derechos sexuales y reproductivos para todas las personas.
3. Aumentar las inversiones para la igualdad de género y los derechos humanos, asegurando que loscompromisos financieros respectivos se apliquen efectivamente y continuamente.
4. Aumentar el número de PVVS en todos procesos políticos de toma de decisiones, garantizando laparticipación efectiva de las personas con la experiencia necesaria en el diseño y evaluación de programascontra el SIDA, incluidas las trabajadoras sexuales, personas que consumen drogas y personas transgénero.
5. Diseñar programas y servicios para jóvenes y adolescentes personalizados e integrados en SSR y VIH y elSIDA que se basen en las necesidades expresadas.6. Implementar la educación sexual universal e integral dentro y fuera de las escuelas, que incluya contenidos sobre la equidad de género y las cuestiones LGBTI para disminuir el estigma y la violencia.
7. Hacer disponibles los condones masculinos y femeninos para quienes los necesitan y proporcionar información que permita a las personas jóvenes a tomar decisiones informadas.
8. Implementar mecanismos de monitoreo y rendición de cuentas ‐ que incluyan la sociedad civil ‐ para salvaguardar los derechos humanos y medir la entrega de servicios, instalaciones, suministros y equipos para VIH y el SIDA adecuados, y personal competente.
9. Aumentar los fondos para que la sociedad civil pueda fortalecer los esfuerzos y monitorear los compromisos gubernamentales a nivel nacional, regional y mundial sobre el VIH y el SIDA.
10. Inmediatamente vigilar que no se formulen leyes que penalizan la transmisión no intencional o laexposición al VIH.

Alessandra Nilo
Secretaria Regional de LACCASO
Consejo latinoamericano de organizaciones para el VIH/Sida


15 noviembre 2010

Latinoamérica y su «boom»


Definiciones críticas para una cultura y una economía en expansión

Octubre es un mes pródigo en España para encuentros y debates en torno a la literatura. En la estela del Tercer Congreso de Nuevos Narradores Iberoamericanos celebrado en junio en Madrid, la reentrée (o vuelta al cole) de este año nos trajo los festivales “Hecho en América” (Barcelona y Menorca), el Viva América (Madrid) y el Hay Festival (Segovia).
En el encuentro de Barcelona, Fet a América invitó a Ignacio Echevarria, crítico literario y editor de Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, a reflexionar sobre la identidad de una narrativa latinoamericana. El crítico señaló que la programación de un sinnúmero de festivales literarios le produce incomodidad, pues en su opinión, la cultura no siempre es fiesta, y más bien requiere de actitudes sosegadas, reflexiones y lecturas pausadas que permitan que emerja la crítica literaria en un panorama en exceso controlado por los criterios comerciales y empresariales de las pomposamente denominadas industrias culturales.
Echevarria opina que cualquier prefijo o adjetivo empleado para identificar a nuestra literatura —sea “hispano-, latino- o ibero”— produce entre los autores preguntados una gran indiferencia. Sin embargo, es posible detenerse en la descripción de algunos rasgos caracterizadores de esta literatura. En primer lugar, el hecho de que buena parte de la literatura de este subcontinente haya sido escrita fuera del territorio —muchas veces en el exilio—, bien por motivos políticos o bien por razones personales. En cualquier caso, es posible detectar una voluntad de extraterritorialidad en sus autores, una afirmación en el desarraigo como marca de extrañamiento. Para ello, bastaría con ver el índice onomástico de cualquier obra que aborde esta literatura: los apellidos nos remiten al planeta entero. Echevarría ve en ello un signo inequívoco de la “transculturalización” del mundo contemporáneo, del que V.S. Naipaul constituiría un ejemplo, por el transterramiento y la transculturalización del autor, que ejerce una subyugación desde la periferia hacia el centro.
José Donoso reconoce que a partir del decenio de 1950, los novelistas en ciernes de la generación del «boom» miraban casi exclusivamente no sólo fuera de América Hispana, sino también más allá del idioma mismo, buscando “la contaminación deformante con literaturas y lenguas extranjeras”(Faulkner, Woolf, Joyce, Kafka, Mann y Céline, pero también Durrell y Fowles): “nos encontrábamos que en la generación inmediatamente precedente a la nuestra no sólo no teníamos casi a nadie que nos proporcionara estímulo literario, sino que incluso encontramos una actitud hostil al ver que los nuevos novelistas se desviaban del consuetudinario camino de la realidad comprobable, utilitaria y nacional” (Donoso, J. Historia personal del «boom», Alfaguara, Madrid, 1998, pág. 30).

¿El «boom» literario latinoamericano, es un caso de cosmopolitismo diseñado por la industria editorial? ¿Podríamos considerar entonces a esta literatura como nacida bajo los auspicios de una etiqueta o marca comercial para consumo público? Y entonces, la reciente lista de autores latinoamericanos emergentes dada a conocer por la revista americana Granta ¿no sería otra cosa que una operación de marketing, que ofrecería el producto Hispanics a un público objetivo yanqui en el supermercado cultural? Para resolver el misterio de estas interrogantes, Echevarría sugiere la lectura de los diarios de Kafka y sus anotaciones sobre la historia de las paraliteraturas pequeñas. Por otro lado, para abordar el tema del desamparo cultural respecto a la propia tradición, como ocurrió con esa pléyade de autores que se cobijan bajo la etiqueta latinoamericana a partir de 1960, sugiere revisar los “Diez problemas para el novelista hispanoamericano” del crítico uruguayo Ángel Rama:

“Es evidente que empedrar el lenguaje de los personajes novelescos con palabras típicas no ha resuelto el problema básico de la composición de personajes. Y que, al contrario, ha tendido a desvanecerlos en el pintoresquismo, transformándolos en islas idiomáticas, no en seres humanos reales. (…) Las novelas de este regionalismo establecían un curioso escalón entre el personaje que hablaba en un particular galimatías criollista, y el autor, quien se situaba por encima de sus criaturas y al describir, al comentar, al narrar, hablaba desde su cátedra más o menos purista. En los hechos asistíamos a una intensificación del diosecillo escritor. (…) El gran salto que, en materia lingüística, en esta línea de la utilización del habla espontánea y popular, se ha producido –y que corresponde ya a nuestro tiempo– es aquel por el cual el escritor ha ingresado al mismo lenguaje de sus personajes. Los ha asumido y desde ellos habla.

Ángel Rama. Crítica literaria y utopía en América Latina. Editorial Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia, 2005.
¿Por qué o para qué hablar de identidad en la literatura latinoamericana? Han quedado atrás los tiempos de una auténtica literatura nacional, como aquella que reclamaba Periquito el Aguador (seudónimo empleado por Juan Carlos Onetti en su columna de crítica en el semanario Marcha de Montevideo entre 1939 y 1941); en cambio, ya en el umbral del siglo presente, el crítico Héctor Libertella propuso una literatura latinoamericana que sea la suma de productos que fabrican “cierto espacio”, como un ámbito que fuera el complemento de unas geografías imaginarias, cuya cumbre constituye la creación del ciclo de Santa Maria en las novelas escritas por Onetti a partir de 1960. En su ensayo El viaje a la ficción, Mario Vargas Llosa opina que “al crear un mundo literario que tiene entre sus rasgos centrales el rechazo de la realidad real — concreta e histórica—, y que es sustituida por una realidad ficticia que es subjetiva, imaginaria y literaria, Onetti construyó un poderoso símbolo de América Latina." (MVLL, El viaje a la ficción, Alfaguara, Madrid, 2008, pág. 166). Quizás podría ser este el ámbito de la creación para muchos narradores latinoamericanos del siglo veintiuno: el de un autor que intenta desde un Occidente transterrado el imposible ejercicio de la identidad.
Pero Echevarría también nos recuerda que la literatura latinoamericana se expandió de forma radial, desde España, a partir del momento en que, a finales de la década de 1960, el mundo editorial y el público lector de este país experimentaron grandes transformaciones. Los esquemas de rentabilidad de las grandes editoriales multinacionales pasaron entonces a constituir el canon de homologación de las obras. En esta misma cuestión también cabría analizar la reconstrucción actual del tejido editorial en América Latina, que tiene una función importante en la “absorción capilar de la literatura emergente”… algo que debería llevarnos a reflexionar sobre las condiciones en las que actualmente publican los autores latinoamericanos.
Por último, Echevarría hizo un breve apunte sobre la cuestión de la crítica literaria . Los autores deberían tener un referente o contar con una plataforma para la crítica, un punto de encuentro entre escritores y críticos, que al parecer sigue siendo inexistente. No existe ninguna lista, nominación de premios o pasarela cultural al uso que pueda sustituir esta importante actividad.

16 agosto 2010

Cine latinoamericano: Contracorriente


Contracorriente es una coproducción peruano-colombiana que está cosechando premios en diversos festivales; Sundance, los premios del Festival de Cinema de Miami y los festivales latinos de Chicago o Montreal han sido sus primeros galardones este año. En julio fue presentada en la Muestra Internacional de Cine de Gays y Lesbianas de Barcelona (FIRE!!) y está previsto su estreno comercial en el mes de septiembre en salas de España y América Latina. Escrita y dirigida por Javier Fuentes-León, se trata de una opera prima que se perfila como un éxito comercial poco habitual para las películas del género GLBT, un acrónimo que agrupa a la diversidad sexual de personas gay, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales

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06 julio 2010

Black & Woman



Eugenio Barba, director del Odin Teatret, entrevista en 1977 a la folklorista peruana Victoria Santa Cruz y filma una performance sobre la condición de mujer y negra.


El hallazgo de un documental sobre Victoria Santa Cruz, realizado en 1977 por Eugenio Barba y el Odin Teatret, sirve de punto de partida para esta memoria del ambiente cultural peruano de finales de los años setenta.
En el verano de 1978 el Campo de Marte de Lima fue tomado por el son de los diablos negros y las melodías de los danzantes de tijeras. A ellos se sumaba una comitiva de fantasmales figuras y máscaras medievales que avanzaban sobre zancos, agitando sus esqueletos bajo capas negras en una danza que reflejaba el ambiente festivo de la cultura de la calle, recuperada tras diez años de dictadura militar. La “invasión” de danzantes y saltimbanquis era una acción teatral colectiva del Conjunto Nacional de Folklore y el Odin Teatret, que inauguraban así el programa del Encuentro Internacional de Teatro de Ayacucho celebrado ese año.
Victoria Santa Cruz dirigía entonces el Conjunto Nacional de Folklore, desde donde presentaba sus investigaciones y propuestas sobre los ritmos negros del Perú, cuyas letras venía recopilando su hermano, el periodista y compositor Nicomedes Santa Cruz. A esta época pertenece esta entrevista en la que Victoria narra su experiencia del racismo y la génesis de su texto dramatizado Me llamaron negra, que recitó ante las cámaras. En consonancia con el espíritu y las inquietudes de la época, las preguntas de Barba apuntan a la cuestión de la identidad racial y los postulados del feminismo. Con la propuesta de articular nuevos lenguajes de ruptura en el ámbito de la cultura, se buscaba incidir en la corriente eurocéntrica que era todavía predominante en la sociedad peruana.
La inmediatez y contundencia de las imágenes creadas a partir de un lenguaje performativo fueron un revulsivo para muchos jóvenes capitalinos de mi generación. ¿De dónde salían estos demonios con cuernos y máscaras pintadas de rojo sobre sus pieles negras? Extrañas melodías pentafónicas ejecutadas por arpas y violines acompañaban a los danzantes andinos y precedían la llegada de una compañía de actores llegados de Europa. Durante las semanas del encuentro de teatro celebrado ese año en Ayacucho, compartieron sus artificios y lenguajes escénicos con actores y dramaturgos del país en una serie de talleres y presentaciones en los que participaba un público fascinado. Como muchos universitarios de esa época, fui testigo del despliegue de un mundo fantástico que aparecía materializado gracias al trabajo de actores y músicos que tocaban las fibras más profundas con su expresionismo europeo, con las influencias del “tercer teatro” del Odin Teatret, el método Stanislawski, las enseñanzas de Dario Fo en el Piccolo Teatro de Milán y de la escuela de teatro pobre del polaco Jerzy Grotowski. Mi descubrimiento de los mecanismos y posibilidades del mundo del arte --cuasi mágicos a los ojos de un profano-- estuvo marcado por la fascinación con el espectáculo teatral, por las posibilidades de la imagen y el juego de los significados, sentidos y mensajes ocultos que ofrecía ese lenguaje.

Dos obras teatrales capitales en la memoria cultural de Lima en esos años son El beso de la mujer araña, la adaptación teatral de los inolvidables actores peruanos Alberto Montalva y Pipo Ormeño sobre un texto del escritor argentino Manuel Puig, y La empresa perdona un momento de locura del venezolano Rodolfo Santana, que en 1979 dirigió Jorge Chiarella con el grupo Telba. El beso de la mujer araña fue sin duda el escándalo de ese año en Lima. Por primera vez se presentaba en un escenario a dos hombres desnudos en una situación de intimidad… en la celda de una prisión. Montalva y Ormeño consiguieron con su trabajo teatral transmitir toda la fuerza del afecto y la atracción homoerótica en un luminoso diálogo entre dos seres marginales, con claras resonancias del perturbador erotismo que emanaba del film Chant d'amour sobre un texto de Jean Genet (1950).
Unos años después, Montalva y Ormeño fundaron junto con la actriz Margot López la compañía Teatro del Sol, con la que viajaron por Europa mostrando sus creaciones colectivas: la más famosa, su adaptación del cuento Los cachorros de Mario Vargas Llosa. Nuevamente la fuerza de unas imágenes cargadas de sexualidad, presentadas como un misterio por resolver tras los velos de la moral y las costumbres sociales, marcó mi historia personal en esos años de despertar al amor erótico.

Más sobre Victoria Santa Cruz y el CNF (1978):



22 abril 2010

Comercio mundial, medicamentos y salud pública (II)


Las flexibilidades del Acuerdo sobre los ADPIC (aspectos de la propiedad intelectual relacionados con el comercio) aspiran a conciliar la protección de los derechos de propiedad intelectual (PI) con las necesidades de salud pública. Sin embargo, las multinacionales farmacéuticas están continuamente procurando mayores medidas de protección para sus negocios, y para ello cuentan con el apoyo del Gobierno de EE UU y la Comisión Europea. ¿Cuánto más deben esperar los países en desarrollo para obtener y ofrecer a la ciudadanía medicamentos y tratamientos con equidad?

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11 marzo 2010

Las controversias entre climatólogos debilitan su credibilidad














Una reciente acción de piratería informática en un centro de investigaciones británico aviva la polémica entre los partidarios del IPCC(Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático) y los escépticos frente a la teoría del cambio climático. El semanario francés Le Nouvel Observateur incluyó en diciembre de 2009 un reportaje de Claude Weill sobre la guerra de datos científicos y las reacciones del público.

Una operación de espionaje científico ha desencadenado un terremoto en el mundo de la investigación sobre el calentamiento global. Este desastre de piratería informática ocurrió el 19 de noviembre y fue bautizado por los expertos como el “Clima-gate”, cuando un misterioso pirata informático consiguió penetrar en el servidor de la unidad de investigaciones sobre el cambio climático (CRU, en inglés) de la universidad británica de East Anglia y después distribuyó desde un sitio Web ruso 1 079 mensajes de correo electrónico y 72 ficheros intercambiados entre las personas responsables del CRU y sus corresponsales en la comunidad científica a lo largo de 13 años.

El golpe de estos hackers no fue producto del azar, pues el CRU es el centro de referencia en materia de climatología a nivel mundial. Junto con el Hadley Centre británico y el Goddard Institute de la Nasa, este organismo proporciona los datos esenciales y los modelos sobre los que se basan todos los informes del GIEC. Sus trabajos de investigación constituyen la base de la teoría del calentamiento global de origen humano (Anthropogenic Global Warming) que ha dictado la agenda de Copenhague.

Todas las personas apasionadas por los debates en torno al clima se han interesado por el resultado inesperado de este saqueo de información en Internet y cuya lectura generó un estado de perplejidad e inquietud en vísperas de la Cumbre sobre el cambio climático de Copenhague. Los correos reflejan las feroces controversias existentes entre investigadores en relación con la curva de Mann (así llamada en honor al científico Michael Mann de la Universidad de Virginia, quien efectuó un modelo de reconstrucción del clima planetario desde al año 1000 de nuestra era, y que es objeto de controversia entre los climatólogos a favor del IPCC y los que están en contra). Ante la solicitud del editor de un blog escéptico del cambio climático ClimateAudit de que se dieran a conocer los datos meteorológicos reunidos por el CRU invocando las leyes sobre la libertad de la información, el director del CRU, Phil Jones, escribía en uno de sus mensajes: “preferiría destruir el fichero antes que enviarlo a nadie”. Existen otros correos que apuntan a posibles actos de revisión de esos datos a fin de “equilibrar las necesidades de la ciencia con las del IPCC, que no han sido siempre las mismas”, según escribe un asistente de Jones en abril de 2007.

Para los escépticos del cambio climático no cabe duda de que existen “conspiradores” que han metido las manos en la masa y que han trucado las teorías que da a conocer el IPCC. Por ello piensan que este “clima-gate” es “el último clavo en el ataúd de la teoría del calentamiento global de origen humano”, en palabras de los bloggers anti IPCC. Por su parte, los investigadores de la Universidad de East Anglia y su rector minimizan dichos cuestionamientos al declarar que las publicaciones del CRU son “de muy alta calidad investigativa e interpretativa en el ámbito científico”; la revelación de las comunicaciones pirateadas, según ellos, sólo buscan desviar la atención sobre la urgencia del cambio climático. Por su parte, Phil Jones lamenta que unos mensajes escritos en el fragor de la polémica científica sean utilizados para sembrar la confusión y la consternación.
Al margen de si se trata de un escándalo científico o de una campaña orquestada para hacer ruido, el asunto dice mucho acerca del ambiente de sospecha y de odio acendrado que reina entre los especialistas del clima. No es tranquilizador saber que algunos quieran dar por concluido el debate científico en torno al cambio climático, como si esto fuera alguna vez posible en algún ámbito de las ciencias.

No obstante, ningún trabajo científico ha conseguido extinguir de modo concluyente la así bautizada “guerra” entre los defensores del IPCC y los que se llaman a sí mismos “escépticos” (sus adversarios los denominan, más bien, “negacionistas”); por el contrario, el conflicto se ha visto acentuado a medida que se aproximaba la fecha de la cita de Copenhague. Expertos enfrentados a expertos, curvas que cuestionan otras curvas, peticiones contra peticiones, posiciones enfrentadas en Blogs. Pero se trata de una guerra asimétrica. No olvidemos que el IPCC recibió el premio Nobel en 2007; sus publicaciones cuentan con la aprobación unánime de 192 países representados en la comunidad internacional y por 40 sociedades científicas y academias nacionales de ciencias. Sin embargo, sus detractores opinan que esto no demuestra nada, pues la verdad científica no se rige por las reglas de la mayoría ni tampoco las del consenso.

Sean prudentes o combativos, lo cierto es que los escépticos del cambio climático siguen afirmando que no existe un calentamiento acelerado por causa de las emisiones de CO² que nos esté llevando directamente a la catástrofe. Se trata de una elevación temporal de la temperatura, que de otro lado se ha interrumpido desde hace una década, lo cual es un fenómeno muy probablemente no atribuible al hombre, sino sobre todo debido a causas naturales (particularmente, los ciclos de actividad solar) que no justifican en absoluto que se toque la campana de alarma.

El epicentro de la batalla

En los EE UU el debate se ha hecho más visible que en Europa y en este país se ubica el epicentro de la batalla. Los escépticos del clima no forman un grupo homogéneo; existen entre ellos diversidad de matices e incluso divergencias marcadas. Entre sus miembros se cuenta a eminencias científicas con un currículo académico impresionante y a 32 000 científicos militantes provenientes de todas las disciplinas que han firmado la Petición de Oregon.

Los escépticos han publicado artículos y libros; cuentan con sus investigadores de referencia y sus sitios de Internet. Incluso han producido un film anti Gore “The Great Global Warming Swindle” (la gran estafa del calentamiento global), dirigido por Martin Durkin, que fue difundido por la cadena británica Channel 4 a 2,5 millones de espectadores y desencadenó una ola de protestas (igual que hicieron los escépticos ante los tribunales británicos cuando apareció el documental de Al Gore). Los escépticos del cambio climático están en contra del GIEC y se articulan en torno a la Comisión Internacional no gubernamental sobre el cambio climático (NIPCC). Cuentan con un contra informe al IPCC publicado por el Heartland Institute bajo la dirección de Fred Singer en 2008 (y que sostiene que el clima está determinado por la naturaleza y no por la actividad humana). El instituto celebra incluso su propia conferencia internacional sobre el cambio climático, cuya tercera edición se celebró en 2009 en Washington. Heartland es un centro de estudios ultraliberal con sede en Chicago que recibe financiación de una serie de fundaciones conservadoras y grandes empresas. En este combate participan por lo general más activamente los miembros del ala derecha del Partido Republicano americano, así como los círculos, periódicos y Webs ultraliberales y "libertarios" (los partidarios de un Estado mínimo). Para éstos, las políticas que buscan reducir las emisiones de CO² forman parte de una ofensiva estatista contra la libertad del mercado. Gran parte de estas instituciones tienen vínculos reconocidos con los grupos de la industria del petróleo. Por ejemplo, la multinacional Exxon Mobil financió al Instituto Heartland con $ 560 000 entre 1998 y 2005; por su parte, Singer reconoce haber recibido cheques “no solicitados” por valor de $ 10 000. Estos datos han convencido a los medios ecologistas de que los “negacionistas” del calentamiento global están siendo financiados por el lobby del carbono, la industria petrolífera y los fabricantes de automóviles o las compañías de electricidad. Pero la generalización es cuando menos abusiva, pues no se tienen evidencias de que la mayoría de estos científicos escépticos hayan sido financiados por estas empresas, ni tampoco de que estén al servicio del ultraliberalismo. Entre sus filas se cuentan a ambientalistas convencidos y hay algunos que están notablemente alineados en la izquierda, como Freeman Dyson, eminente físico americano. Para muchos de ellos, la instrumentalización que la extrema derecha y sus lobbys hacen de sus trabajos es más bien considerada un estorbo que una utilidad.

Enfoque militar

Frente a la oposición de los escépticos del clima, los defensores del IPCC han optado desde el CRU por marginar a los investigadores heterodoxos, por cerrarles el acceso a los datos e impedir su presencia en las páginas de las grandes publicaciones expertas en la materia. Esto puede ser considerado como un enfoque más bien defensivo, de tipo más bien militar y no tanto científico. No se sabe con certeza si esta táctica ha sido la más conveniente, pues ha contribuido a alimentar la sospecha de que la climatología oficial trabaja en círculos cerrados, encerrada en sus propias certezas y sin reparar en cualquier hipótesis que pudiera ser climatológicamente incorrecta. Ello ha contribuido finalmente a alimentar el escepticismo, como lo atestiguan el sinnúmero de Blogs y publicaciones sobre el clima con una tendencia escéptica. Estas se han hecho eco en la opinión pública. Según una encuesta realizada por el Pew Research Center, un centro de estudios de Washington de reputación neutral, sólo un 36 % de los americanos consideran que existe una “prueba sólida” del calentamiento global debido a la actividad humana, frente a un 47 % que así lo creía en abril de 2008. Y sólo un 35 % piensa que el calentamiento global es un problema “muy grave” (frente a un 44 % en 2008).

Al parecer, el problema de base consiste en incrementar la credibilidad de la climatología ante la opinión pública. Según la climatóloga Judy Curry, “los científicos deberán examinar con gran atención los argumentos de los escépticos y decidir o bien refutarlos o bien aprender de ellos”. Pero para muchos otros climatólogos extenuados por esta guerra del clima, la lección que se debe extraer de este “clima-gate” es la de que ya es hora de ser más transparentes, permitiendo un libre acceso a los datos y al debate abierto.

20 enero 2010

Para leer a Freud: cien años después















Transcurrido el año de Charles Darwin, el padre del Evolucionismo, este año las obras de Sigmund Freud cumplen cien años y entrarán en el dominio público. Ello contribuirá sin duda a que durante 2010 aparezcan en Europa nuevas ediciones de la obra del padre del psicoanálisis; confiemos en que ello también nos traiga nuevas traducciones al español, muy probablemente de Argentina, desde donde tradicionalmente ha irradiado la ciencia psicoanalítica a todo el ámbito hispano.

El diario francés Libération publicó el sábado 2 de enero un especial sobre la obra de Freud que incluía las sugerencias de Robert Maggiori para una lectura neófita de las obras del padre de los psicoterapeutas:

Para acceder a la obra de Freud

No conviene iniciarse en el psicoanálisis con la Introducción al psicoanálisis (Alianza), pues es una obra harto difícil. Un recorrido más llevadero de la obra de Freud debería comenzar por Mi vida y el psicoanálisis y Sigmund Freud por sí mismo, que dejan ver la imbricación prácticamente total que existe entre el “destino” de Freud y la historia del psicoanálisis. También puede empezarse por Psicopatología de la vida cotidiana, en donde se analizan hechos con los que todos tenemos experiencia, como los actos fallidos, los olvidos de nombres o los lapsus.
En una segunda etapa, se incluiría la lectura de Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad, Metapsicología, Ensayos de psicoanálisis, y después, Cinco lecciones sobre psicoanálisis, que recoge las conferencias (muy accesibles) pronunciadas por Freud en 1909 durante su visita a los EE UU. Antes de seguir con el compendio que representa La interpretación de los sueños, deberíamos detenernos en Los sueños y su interpretación o en Sobre el sueño. A partir de este punto, estaríamos preparados para leerlo todo sobre Freud: El chiste y su relación con lo inconsciente, Tótem y tabú, El porvenir de una ilusión, que constituye una dura crítica de la religión, y El malestar en la cultura, Moisés y la religión monoteísta, Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci, etc.
De gran interés es la Correspondencia de Freud, especialmente la que mantiene con Carl Gustav Jung –quien debió convertirse en su delfín, pero que terminó siendo el jefe de las filas del “otro psicoanálisis”—y con Karl Abraham, Arnold y Stefan Zweig, Wilhelm Fliess y Lou Andreas Salomé.
Entre las obras introductorias más accesibles se encuentran: Sigmund Freud: un tragique a l’age de la science, de Pierre Babin (Gallimard) o Freud, de René Major y Chantal Talagrand (Folio). También hay una exigente “biografía psicoanalítica” escrita por Gérard Huber, Si c’était Freud, de reciente aparición en la editorial Le Bord de l’eau.
Y si quiere conocerlo todo sobre el psicoanálisis y la profesión del analista, puede dedicar... treinta y tres horas al visionado de los catorce DVD que contiene el estuche Etre psy de Editions Montparnasse.

¡Buena lectura y buena inmersión en los mundos del subconsciente!