Foto: Ana Cabrera para La Mula |
En el marco de los eventos de la junta de gobernadores del Banco Mundial y el FMI celebrados en Lima del 5 al 11 de octubre, fue invitado a participar el profesor Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía por su contribución a sentar las bases de la “teoría de los mercados y su información asimétrica”, según lo definió el comité que le otorgó el premio en 2001.
Stiglitz habló sobre
reformas estructurales, deuda y crecimiento, en un encuentro que reunió a economistas,
autoridades bancarias y de gobierno, así como a representantes de las ONG y los
medios de comunicación. También participó en una sesión dedicada a la
implementación (o el “despegue”) del programa del FMI a partir del año 2016, una
vez que se haya hecho un balance de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, acordados por las Naciones Unidas para ser cumplidos en el año
2015 en todos los países del mundo.
El ex economista jefe
del Banco Mundial y profesor emérito de la Universidad de Columbia es conocido
por su postura crítica del manejo de la globalización, de los postulados de la
economía de libre mercado y de instituciones financieras como el FMI. Por eso
también aceptó la invitación al encuentro Desmintiendo
el milagro peruano, organizado por Derecho, Ambiente y Recursos, que contó
con la participación de organizaciones de la sociedad civil y expertos en deuda
como Maria Lucia Fattorelli de Brasil y Eric Toussaint del Comité para la
anulación de la deuda del tercer mundo.
En su discurso del clausura del evento alternativo, Stiglitz dio algunas claves sobre las estrategias de desarrollo para América Latina, las cuales deben asegurarse de cumplir con tres condiciones esenciales: primero, la coherencia en el nivel macroeconómico y de los mercados exteriores; segundo, la innovación en todo el espectro de la actividad económica; y por último la garantía de la inclusión también en el ámbito del mercado laboral.
Manifestación de la sociedad civil ante la Junta de gobernadores del Banco Mundial, Lima |
En su discurso del clausura del evento alternativo, Stiglitz dio algunas claves sobre las estrategias de desarrollo para América Latina, las cuales deben asegurarse de cumplir con tres condiciones esenciales: primero, la coherencia en el nivel macroeconómico y de los mercados exteriores; segundo, la innovación en todo el espectro de la actividad económica; y por último la garantía de la inclusión también en el ámbito del mercado laboral.
Stiglitz puntualizó que
en nuestra región no sería posible replicar la estrategia de los países del sudeste
asiático, pues el Consenso de Washington y los postulados de la Escuela de Chicago
han modelado nuestras economías de un modo muy distinto al de los países asiáticos.
Las tres condiciones, para ser satisfechas por una economía, requieren de una
estructura de producción diversificada que, además, contemple múltiples estrategias
para los diversos sectores.
Por su parte, los
gobiernos deben perseguir una serie de objetivos más amplia y hacer uso de una
mayor variedad de instrumentos, siendo la política monetaria la encargada de prestar
atención a la inflación, el empleo y la política industrial, el crecimiento y
la estabilidad financiera. Para Stiglitz es el momento de ampliar el análisis
económico más allá de la dicotomía entre el papel que deben cumplir el Estado y
el mercado, pues se están produciendo articulaciones sociales más complejas, y están tomando parte un mayor número de actores
de la sociedad civil, lo cual requiere nuevos acuerdos institucionales.
Sobre el período de auge
de la economía peruana entre 2004 y 2013, Stiglitz señaló como fracasos la
informalidad del mercado laboral y el hecho que el Perú, al igual que toda la
región de América Latina, registra la peor distribución de riqueza en el mundo.
Y recordó de manera concluyente a nuestros gobernantes y a las clases
dirigentes: “por la desigualdad se opta”.
En cuanto al escenario
actual en Perú, explicó que el ingreso per cápita se mantiene estancado después
de la caída del crecimiento registrada en 2014, y es posible que se mantenga
igual en los resultados de 2015. Por eso hizo un llamado a hacer uso de
capacidades para establecer políticas macroeconómicas: “cuando es el momento de
adoptar políticas fiscales expansivas, vemos que existe un déficit y no un superávit”.
El efecto multiplicador de un
presupuesto nacional equilibrado
La fórmula a seguir es:
subir los impuestos y elevar el gasto para estimular la economía. Como manera
de prevenir los efectos negativos de la presión tributaria sobre el capital, el
profesor Stiglitz propone una mayor inversión por parte del Gobierno, haciendo
uso de una parte de los ingresos fiscales para reinvertirlos en el propio
capital, lo cual permite aumentar el poder de mercado (la capacidad de un
vendedor o de un comprador de influir en el precio de un bien).
Por otro lado, es
necesaria una coordinación de las tasas de cambio de moneda. “Las políticas de
tasas de cambio reales, competitivas y estables, constituyen un instrumento
macroeconómico de primer orden”, señaló. Y estas deben ir acompañadas de una inversión
pública y políticas industriales adecuadas.
Finalmente, recordó que el
sector financiero nacional no debe solo existir para servirse a sí mismo sino para
proporcionar un servicio a toda la sociedad en su conjunto. “Reescribir las
reglas de la economía de mercado es fundamental; solo así se podrá alcanzar la integración
regional”.
Lea la entrevista de Alberto Niquen a Joseph Stiglitz
Descargue el informe Rewriting the Rules (en inglés) del profesor Stiglitz sobre la economía de EE UU
Lea la entrevista de Alberto Niquen a Joseph Stiglitz
Descargue el informe Rewriting the Rules (en inglés) del profesor Stiglitz sobre la economía de EE UU
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