12 enero 2009

La última novela de Almudena Grandes



«No dudaba que mi padre había sido un hombre excepcional, pero ya no estaba seguro del significado de aquel adjetivo. Y no dudaba que estaba haciendo lo que tenía que hacer, pero no sabía si lo que buscaba eran pruebas para salvarle o condenarle».
Almudena Grandes,El corazón helado, Tusquets, Barcelona, 2007, Pág. 233

Almudena Grandes nació en Madrid en 1960. Tras licenciarse en Geografía e Historia, en 1989 publicó su primera novela, Las edades de Lulú (Premio La Sonrisa Vertical de narrativa erótica), que fue llevada al cine por Bigas Luna. Han sido también llevados al cine uno de sus relatos publicados en Modelos de mujer (1996) y sus novelas Malena es nombre de tango (1994), Atlas de Geografía Humana (1998) y Los aires difíciles (2002). Es colaboradora habitual en la prensa escrita y la radio de España.

Sinopsis de El corazón helado
Al morir su padre, Álvaro Carrión Otero descubre que éste tiene un pasado ambivalente que le ha permitido hacer fortuna durante el régimen franquista, mediante el expolio de los bienes de una familia republicana exiliada, los abuelos de Raquel Fernández Perea. El encuentro de Álvaro y Raquel da lugar a una relación explosiva en la que se reviven y entrecruzan sus respectivas sagas familiares y las historias de traición y venganza gestadas a lo largo del siglo XX. El deseo de Álvaro por esclarecer la verdad y completar su genealogía, y la misión heredada por Raquel, son el motor de un relato que arroja luz sobre un país cuyo pasado conflictivo había quedado enterrado por un pacto de silencio.

El corazón helado deja constancia de la historia española del siglo XX y de la profecía autorrealizada del verso de Machado -«Una de las dos Españas ha de helarte el corazón»- a la que alude el título. El frío como metáfora de la supervivencia, su recuerdo asociado a la muerte, el miedo y el silencio, permite a unos personajes moralmente abatidos continuar con su existencia, sobreponerse, mantenerse despiertos y mirar hacia delante viviendo un pacto social que simula «un todo igual a la suma de las partes» y que es «solo posible cuando éstas se ignoran entre sí», según reflexiona Álvaro, intentando aplicar las leyes de la física como una salida razonada de la situación en que se encuentra.

Para trasladar la metáfora del frío a las 919 páginas de su novela, Almudena Grandes ha dividido el libro en tres capítulos; el primero, El corazón, se centra en una revelación que gravitará sobre la relación de Álvaro y Raquel como una verdad insoportable. En la segunda parte, El hielo, los efectos de otras verdades son presentados por la escritora en base a un corpus de trabajos de historia que le ha permitido seleccionar el material de partida para representar el conflicto ideológico y social, los traumas personales y los desgarramientos familiares que se vivieron en España a lo largo de la segunda república y la Guerra Civil, con el régimen franquista y el exilio como corolarios aparentemente inevitables.

El lector recibe en forma de relato épico gran parte del material empleado para narrar este capítulo de la Historia, que la novelista entrega en imágenes de un lirismo angustiado y una caracterización minuciosa de sus personajes; ello anticipa una muy probable versión cinematográfica de la obra: hay traición y venganza, pero también hay historias de amor heroicas y prosaicas, y lo que es no menos importante, un final catártico con hechos reales engarzados en los episodios más novelescos del relato. La traición deliberadamente calculada y el deseo de venganza constituyen los temas centrales de la novela, mientras que el amor y los sentimientos actúan como una fuerza de gravedad que consigue subvertir lo predecible.

En la última parte de la novela, que lleva el mismo título que ésta, Álvaro llega a la conclusión amarga de que existe una memoria de los vencedores y otra de los vencidos,«con intereses distintos y un solo resultado para los hijos, para los nietos de todos». Y sin embargo, su personaje encarna el conflicto interno de quien busca la verdad incluso al precio de quitarse la tierra bajo sus propios pies, y de sentir un corazón helado que al cabo del tiempo vuelve a arder.


La fotografía y el cine tienen para Grandes un gran valor documental porque pueden sugerir la idea inicial para un relato o motivar la producción de versiones cinematográficas de su obra: «Aunque yo soy escritora, y discuto, de entrada y por principio, la famosa aseveración de que una imagen vale más que mil palabras -ya saben, cada sílaba es una chispa-, todas las reglas tienen su excepción. La mía, mi excepción favorita, es una imagen animada en blanco y negro, un plano de una película documental, tan emocionante, tan intensa, tan hermosa, que demuestra por sí sola que no existen ficciones capaces de llegar a la altura de algunas realidades».

GRANDES, ALMUDENA (2006) Extracto de la conferencia «Enseñar a leer es encender fuego»,en La insignia, publicada originalmente en los cuadernos de la FIES (2006), 4.

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