08 octubre 2011

Arguedas en los 100 años de la novela latinoamericana




















Ilustración de Alvaro Portales para el especial de el diario El Comercio dedicado a Arguedas 


En la Casa América de Barcelona, el crítico argentino Ricardo Piglia hace un lúcido recorrido por el mapa de líneas y cruces de la novela latinoamericana, que este año cumple un siglo. El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas, es considerada por el crítico argentino como una de las mejores novelas escritas en el siglo veinte.


El centenario de la novela latinoamericana, cuyo nacimiento se registra durante el auge del Modernismo, coincide también con el centenario del nacimiento del narrador y antropólogo peruano José María Arguedas (1911-1968). En su propio país, la conmemoración de un autor que bebió de las fuentes indigenistas fue considerada como inoportuna por el gobierno de Alan García, que no supo evitar episodios funestos de conflictividad social con las comunidades indígenas y campesinas afectadas por las industrias extractivas. En 2008, una intervención armada de la policía y el ejército en la región Amazonas tuvo un desenlace fatal con 34 muertos, 100 heridos y un desaparecido sin que hasta la fecha se haya determinado la responsabilidad de ningún representante político. Como si se tratara de un fantasma del colonialismo, los conflictos sociales en torno a las industrias extractivas de la minería y el petróleo emergen cíclicamente en el Perú para fastidiar las fanfarrias y celebraciones de la supuesta modernización económica del Perú y recordarnos que el Estado peruano incumple sus compromisos en derechos humanos para todos sus ciudadanos por igual.



Chimbote es obra de las armazones cibernéticas, de su patronazo de usted, que es también mi relacionado, por otra cuerda contra contraria, como allí le dicen, creo; porque su patronazo está en la vigilancia y coordinación de las fuerzas grandes ¿no? Lloqlla que quiere llevarse todo, porque está recién desgalgándose. Muéstreme la fábrica, don Angel o, sino, dígame lo que en su hígado y en su experimentado seso le hayan repercutido mis saltitos y palabras.

El zorro de arriba y el zorro de abajo, Capítulo III, pág. 99
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