Bajo este sugerente título, el proyecto Politikon acomete la tarea de analizar el sistema político nacido
de la Transición Política Española (1975-1982) y su actual sistema electoral. De
su investigación resulta este libro colectivo que se adentra en la actual “crisis
política e institucional del modelo español”, según reza su subtítulo, y en
explorar las causas de la insatisfacción de la ciudadanía con sus gobernantes
en particular, así como el desencanto hacia la política en general en España.
Tras el estallido de la crisis financiera mundial en 2007 y la Gran Recesión
resultante, España ha vivido grandes movilizaciones sociales de protesta (15-M,
Democracia Real YA, Plataforma de afectados por las hipotecas y Mareas en
defensa de lo público) que están transformando el panorama y el destino de las
instituciones políticas del país y de la ciudadanía.
En el diagnóstico que ofrecen los autores de La urna rota, se señala la actual crisis española como el momento
en que salen a relucir los problemas de fondo del “sistema de toma de decisiones públicas”, nacidos de una
combinación de factores estructurales y coyunturales que afectan a sus
instituciones: deficiente reclutamiento de élites, falta de controles y
rendición de cuentas, entre los primeros, y aquellos derivados de la burbuja
inmobiliaria, entre los segundos.
El libro está dividido en dos partes, la primera de las cuales se adentra
en identificar el problema y sus causas, mientras que la segunda propone soluciones posibles. Es evidente que
sus autores han tenido en cuenta al lector lego interesado en política, y la
obra procura siempre explicar conceptos que para los analistas electorales y
científicos sociales son moneda corriente: términos como “democracia
representativa”, o la diferencia entre el “sistema proporcional” y el “sistema mayoritario”
o la explicación de la “fórmula de D’Hondt” (relativa a la asignación
matemática de escaños en el Parlamento), con las repercusiones que ello tiene
en los resultados electorales, son bien descritos al tiempo que se ofrecen ejemplos
de los procesos electorales de España y
otros países de la Unión Europea o EE.UU.
El problema de la representación política en España
A partir de una serie de cuestiones acerca de los representantes políticos,
y sobre si es posible hacer cambios o reformas, Politikon plantea un libro de
carácter abierto que parte de “una serie de premisas […] que determinan una
concepción muy concreta de la política”. En primer lugar, la importancia que
dan al liderazgo político; segundo, no consideran a los políticos como una
casta aparte, sino surgidos como resultado de la interacción entre los votantes y las instituciones que median
en su selección. Por último, la acuciante premisa “los políticos en España
son mejorables”. Las dos primeras premisas son resumidas y refundidas en una clarísima
afirmación:
“los líderes son importantes, pero igual de importantes son las reglas formales e informales que llevan a su elección”.
En cuanto a la tercera premisa (que los políticos son mejorables), sus
autores señalan que hay que aislar “virtudes” que pueden servir ante las cámaras
para la seducción de votantes en período de elecciones, pero que son
intangibles en sí mismas. El carisma, la visión, la oratoria, la campechanía,
etcétera se encuentran en esta categoría y son de poco servicio a la hora de la
verdad. En lugar de estas, proponen centrarse en “tres componentes observables y
estrechamente relacionados” a la hora de evaluar la idoneidad de las figuras
políticas:
- El comportamiento del político (¿se ajustó al mandato político que le fue conferido?)
- Su competencia (¿está preparado para desempeñar su función?)
- Los resultados (¿logró sus fines?)
Pero más allá de los líderes y su actuación, los problemas de los partidos
políticos españoles en tanto que instituciones derivan, según los autores, del
carácter cerrado y monolítico en su organización, que considera la crítica
interna como una expresión de “deslealtad” y es la expresión del atávico miedo
a la división política y a perder el favor del electorado que existe en España.
Dicho temor nos remite a la coyuntura política que ocasionó la implosión de la
Unidad de Centro Democrático en 1982; aquejada por las divisiones internas
entre los 16 miembros que conformaban la coalición, el fin del Gobierno del
presidente de la moderna democracia española, Adolfo Suárez, marcó también el
final de la Transición Española y sin duda determinó la herencia política de
ese período.
El balance de Politikon es que “los partidos políticos en España tienen presiones hacia la cartelización
derivadas de lo intrusivo de sus atribuciones y con gran margen de
discrecionalidad para desviarse de su mandato en las urnas”. Un capítulo
iluminador dedicado a la corrupción concluye que, en España, la “corrupción no
es administrativa, sino política […]. Tiene más que ver con el tráfico de
influencias, los favores y el clientelismo cuyo epicentro son los partidos políticos”.
Los autores del estudio plantean unas reformas que implican “redistribuir
el poder entre los actores”, y que por supuesto requieren la verificación de la
existencia de unos incentivos que las hagan posibles, y para lograr, en el
medio plazo, una mejora en la calidad de los representantes políticos.
Entre las soluciones posibles, La
urna rota plantea y describe una serie de posibles reformas en los mecanismos
de elección de los líderes en los partidos, así como una reforma del propio
sistema electoral español, que hoy se oyen casi como un clamor popular. La
primera tiene que ver con el sistema mayoritario (para lograr una mejor
rendición de cuentas y la representación del distrito); la segunda está
relacionada con la creación de listas electorales abiertas (con el énfasis puesto
en la libertad de elección dentro de los partidos); y por último, la reforma de
los partidarios del llamado “sistema alemán” o mixto. Y lo más relevante en tiempos de una baja participación política,
cualquier reforma presupone la adopción de mecanismos de transparencia y de
control de la corrupción que busquen la implicación de la ciudadanía desde las
organizaciones de la sociedad civil, lo cual posibilitaría un “control vertical
de la actividad política”.
Politikon va más allá de hallar un pharmakon
a los males de la política en España. También propone la mejora de los instrumentos
de políticas públicas basados en las evidencias científicas y en un nuevo estilo
de hacer política (aunque el ejemplo propuesto para ello, el New Labour del Gobierno de Tony Blair en
Reino Unido (1997-2007) y su “tercera vía” dista
mucho de haber llegado a ser la superación de lo que los autores del libro llaman
“la entelequia del interés común” y de aquello que entendemos por voluntad popular).
Por último, Politikon propone la adopción de nuevos mecanismos de decisión que
tengan en cuenta la relación entre la democracia deliberativa, la
representativa y la tecnocracia “para lograr una mejor canalización de las
divergencias políticas”. En resumen, un libro muy completo e ilustrativo que
pone de relieve el alto nivel académico de los científicos sociales de la
generación millennial en España.
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