28 agosto 2017

Sobre causas justas y tiranías




El historiador Timothy Snyder ha publicado este año un pequeño manual que contiene veinte lecciones para identificar la tiranía y actuar ante la posibilidad de que esta emerja de un nuevo gobierno (algo que con Donald Trump en la presidencia de EE.UU. no parece inverosímil). Su publicación es de oportuna lectura, especialmente para las nuevas generaciones, pues ayuda a refrescar la memoria sobre los horrores cometidos por la política en nombre del pueblo y la patria durante el siglo pasado.

Snyder es profesor de historia en la Universidad de Yale, y trabajó con el historiador británico Tony Judt en la edición de Pensar el Siglo XX (Taurus, Madrid, 2012) un libro-conversación sobre las ideas políticas del siglo pasado, publicado tras la muerte de Judt, y que constituye una exhaustiva evaluación de las ideas y los protagonistas políticos que marcaron ese período de la historia.



A continuación presentamos la traducción de la lección # 15 del libro de Timothy Snyder, On Tyranny, Twenty Lessons from the Twentieth Century, 2017:

15. Contribuir a una buena causa
Participa activamente en las organizaciones (políticas o no) que reflejen tu manera de ver la vida. Destina una contribución económica regular a favor de una o dos organizaciones benéficas de tu elección. Con ello optarás libremente por dar tu respaldo a la sociedad civil y a las causas justas individuales.

Resulta gratificante saber que, sea cual sea el curso de los acontecimientos, estamos ayudando a los otros a hacer el bien. Muchos de nosotros podemos permitirnos apoyar en cierta medida a la amplia red de organizaciones benéficas a las que un presidente [americano] se refirió como «esos miles de rayos de luz» que se aprecian como estrellas cuando el cielo se ensombrece.

Cuando los (norte)americanos piensan en la libertad, por lo general se imaginan un combate entre la persona individual y un gobierno poderoso. Para ellos, el individuo es quien debe conocer sus derechos (estar empoderado), mientras que el gobierno es el que debe ser sometido al control –lo cual está muy bien. Pero no debemos olvidar que el derecho de libre asociación (la libre elección para asociarnos) constituye un elemento de esa libertad, y que la defensa de la libertad de las personas se fundamenta en la acción grupal. Es por ello que deberíamos involucrarnos en actividades que sean de interés para nosotros, nuestros amigos y familiares, sin que estas tengan que ser necesariamente políticas. Como ejemplo, el pensador disidente checo Václav Havel citaba la agrupación de personas para dedicarse a fabricar buena cerveza.

Siempre que sintamos orgullo por tales empresas y hagamos contacto con otras personas que también lo sientan, estaremos participando en la creación de una sociedad civil. Al cooperar en una tarea determinada aprendemos a confiar en las personas más allá de nuestro estrecho círculo de amistades y familiares, lo cual nos ayuda a reconocer a otros referentes (autoridades) que nos pueden enseñar. Al mostrarnos dispuestos a aprender y a tener confianza en los demás, podemos hacer que la vida sea menos caótica y misteriosa, y que la actividad política en democracia nos resulte más convincente y atractiva.

Los disidentes anticomunistas de Europa oriental que se enfrentaban a circunstancias mucho más extremas que las nuestras, reconocieron en la acción aparentemente apolítica de la sociedad civil una expresión y salvaguardia de la libertad. Y tenían razón. En el siglo XX, los más grandes enemigos de la libertad se han mostrado siempre hostiles a las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones benéficas y otras entidades similares. Los comunistas obligaban a estos grupos a estar oficialmente registrados para poder transformarlos en instituciones sometidas a su control. Los fascistas crearon, por su parte, un sistema “corporativista” en el que cada cada una de las actividades de la vida humana quedaba circunscrita y subordinada al Estado de partido único. Los gobiernos autoritarios de hoy (como la India, Turquía o Rusia), también son altamente alérgicos a la idea de la libre asociación y de las organizaciones no gubernamentales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario