12 mayo 2013

El costo de la corrupción en el Perú: una historia política y económica

Alfonso W. Quiroz
Historia de la corrupción en el Perú, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 2013

Esta reseña constituye un pequeño homenaje a un amigo del que no llegué a despedirme, pero a quien me sentí vinculado humana e intelectualmente en todas las charlas y encuentros que tuvimos a lo largo de nuestra amistad.

Hasta su temprana y sensible desaparición en enero de 2013 en Nueva York (ciudad donde residió desde la década de 1980, primero como estudiante en la Universidad de Columbia y después como docente e investigador en la City University (CUNY), Alfonso Quiroz había publicado una serie de importantes trabajos en revistas de historia y cuatro libros sobre historia económica, finanzas públicas y corrupción. En 1987 apareció La deuda defraudada, un estudio sobre la nefasta consolidación de la deuda pública peruana de 1850; le siguieron Deudas olvidadas (1993), un trabajo sobre la economía colonial peruana, aún no traducido, Domestic and Foreign Finance in Modern Peru, 1850-1950 (1993), y el trabajo que aquí reseñamos con motivo de su primera edición en español por el Instituto de Estudios Peruanos. Su trabajo como investigador le llevó a mantener fructíferos intercambios académicos con historiadores especializados en la historia de la corrupción y los delitos económicos en España y en los períodos de administración colonial de Cuba, México y Perú.

Además del diálogo que establece en su obra con el historiador peruano Jorge Basadre, en Círculos de corrupción Quiroz rinde homenaje a las figuras públicas que se abocaron a la denuncia de las prácticas corruptas durante la administración colonial peruana (el capitán y funcionario colonial Antonio de Ulloa y el cronista ayacuchano Guamán Poma de Ayala) y en la esfera política republicana (Francisco García Calderón, Manuel González Prada y Víctor Vargas Haya, entre otros). Quiroz definió su último trabajo como "un estudio de múltiples facetas y de largo alcance que fundamentalmente se propone determinar los nexos más prominentes que existen entre los principales ciclos de corrupción (en el Perú) y su frustrado desarrollo" nacional, con un enfoque en las dimensiones políticas y económicas de la corrupción, entendida ésta como "el mal uso del poder político-burocrático en que incurren los círculos de funcionarios públicos —en colusión con otros intereses privados para obtener beneficios económicos o políticos mediante la apropiación indebida de los recursos públicos y la deformación de las políticas e instituciones, de un modo adverso a cualquier objetivo de desarrollo social". 

Este trabajo abarca 250 años de historia peruana y toma como antecedente las reformas de la administración colonial española impulsadas durante el período borbónico a raíz del informe Noticias secretas de América del capitán Antonio de Ulloa y el científico Jorge Juan, publicado en 1749. Pero también se remonta a la historia del contrabando derivado de la producción de plata a inicios del siglo XVIII, y describe las redes de patronazgo y clientelismo establecidas en el entorno de los sucesivos virreyes del Perú desde finales del siglo XVI. En el capítulo dedicado al fracaso de estas reformas coloniales, el autor señala que "diversos intereses corruptos constituían la base de las redes coloniales de patronazgo, que eran controladas desde la cúspide por unas autoridades políticas que buscaban su beneficio particular a expensas del bien público." Pertrechado con un extenso acervo documental (cartas, denuncias y autos procedentes de los archivos coloniales, periodísticos y diplomáticos), se analizan detalladamente las corruptas administraciones virreinales del Marqués de Castelldosrius (1707-1710) y de Manuel Amat y Junyent (1761-1776), así como todas las que les sucedieron hasta la independencia de España, para proseguir con los gobiernos de las cinco primeras décadas de la República peruana, la "modernización" de las prácticas corruptas por parte de los agentes del Estado durante y después de la guerra con Chile (1879-1883), y los sucesivos gobiernos civiles y militares a lo largo del siglo XX, que finaliza con la "década infame " del gobierno del presidente Alberto Fujimori y la caída de su régimen en el año 2000. 

Cada capítulo ofrece una evaluación de las pérdidas ocasionadas por la corrupción en términos financieros e institucionales. Por último, un apéndice ofrece las estimaciones sobre los costes históricos de la corrupción en el Perú, acompañado de tablas que corresponden a cada uno de los ciclos estudiados (como porcentaje del gasto público y como porcentaje del nivel del PIB). 

En la introducción a su estudio, Quiroz se refiere el relativismo histórico que algunos investigadores manifiestan en su reserva al tratar y juzgarel tema de la corrupción. Estos asumen que el fenómeno exhibe unas constantes culturales que son propias de los países en vías de desarrollo (el conocido argumento de la corrupción como "lubricante" que facilita su crecimiento) y advierten que el propio término tiene diferentes definiciones y connotaciones a lo largo de la historia. A este determinismo cultural Quiroz responde que basta remitirse a las fuentes históricas para asegurar un productivo análisis de la corrupción que permita un juicio ponderado sobre su legado. El autor realiza una lectura atenta de documentos provenientes de los archivos nacionales, públicos y privados de Perú, Francia, España y EE. UU. Su investigación se centra en la consideración del conjunto de elementos culturales y legados históricos (path dependence) que conforman los ejes de la continuidad y el cambio en las prácticas políticas y económicas de la sociedad peruana. Ello permite a su trabajo una comprensión de la continuidad histórica de la corrupción basada en "defectos institucionales y reformas fallidas que facilitan un legado de corrupción sistémica". El juicio de la historia no precisa de la cosa juzgada para validar un análisis y unas conclusiones en este apasionante campo de los estudios comparativos. Por eso, citando a Carlo Ginzburg (El juez y el historiador), el autor se refiere a la distinta naturaleza de las "pruebas judiciales de culpabilidad" y las "pruebas históricas", y establece que la falta de sentencias condenatorias no implica que la corrupción no haya ocurrido o no haya dejado su impronta.



Hoy sabemos que las prácticas de gobierno propias del Estado absolutista del siglo XVIII se derivaban de un régimen patrimonialista en el que el príncipe regía a la nación como si fuese su patrimonio o su casa. El patrimonialismo fue extirpado de las prácticas de gobierno en países del norte de Europa al consolidarse la filosofía del Liberalismo y ejercer éste su influencia en la legislación de los sistemas de gobierno de la Europa del siglo XIX y de unos EE.UU. que ya eran una potencia económica indiscutible. En cambio, en la mayor parte de las antiguas colonias de España (pero también en la India o en Nigeria, por poner ejemplos de estados postcoloniales del imperio británico), la corrupción sistémica ha persistido como herencia de sus gobiernos coloniales (del Virrey al caudillo, el cacique y el amiguismo de los llamados Crony Capitalism y Crony Socialism). Como advirtió Octavio Paz en El ogro filantrópico (1979), el régimen patrimonialista se ha mantenido como herencia en las repúblicas democráticas de toda América Latina. Mientras tanto, la modernización de España se ve hoy cuestionada en estudios recientes que diagnostican el mismo mal tras la crisis de la burbuja inmobiliaria, el euro y el colapso financiero de sus bancos iniciada en 2007: una economía dominada por el mercantilismo plutocrático público/privado (Ortega y Pascual Ramsey, 2012). Gracias a este régimen, un grupo reducido de grandes corporaciones  españolas se ha beneficiado de un mercado con grandes barreras a la competencia que les permite capturar la riqueza creada por el país, con la ayuda no siempre legítima de los resortes del Estado actuando secretamente en favor de intereses ocultos destinados a esquilmar impunemente el ámbito de lo público.
Quiroz documenta y evalúa también el poder corruptor de las empresas e inversores extranjeros en los negocios del guano y la contratación de obras públicas en el Perú, que actuaban en connivencia con sagas familiares de gobernantes y funcionarios corruptos que hasta hoy cuentan con figuras prominentes en la vida pública peruana. En este aspecto, resulta clarificadora la distinción que hace el autor entre los ciclos de "corrupción sistémica" y los de "percepción de la corrupción", pues cada período histórico tiene su propio "marco institucional" y sus modalidades características. Asimismo, el trabajo de Quiroz aspira a una mejor comprensión histórica de los vínculos locales e internacionales de la corrupción y a una  reinterpretación de la historia peruana con base en las evidencias. Por ello,  su trabajo de investigación le hizo en ocasiones objeto de querellas personales. Junto al detallado análisis de los célebres negocios ilegales auspiciados por compañías como la Société Générale y la Casa Dreyfus de Francia, o las fortunas amasadas con el ferrocarril y la compra de armas por los empresarios americanos Henry Meiggs y William R. Grace, su libro estudia detenidamente episodios más recientes de la historia de la corrupción en el Perú como los casos de los dólares MUC en el primer gobierno de Alan García (1985-1990), la fraudulenta operación de compra de aviones Mirage para el ejército y el caso del depósito irregular de las reservas en divisas del BCR en cuentas secretas destinadas al lavado de activos en el Bank of Credit and Commerce (BCCI). García pudo evitar ser imputado por estos cargos gracias al pago de las costosas minutas de la firma de abogados Arnold & Porter de Washington DC, beneficiándose de su exilio en Colombia y Francia tras el cierre, por órdenes de Alberto Fujimori, del Congreso que lo investigaba. Por la galería de destacados gobernantes corruptos desfila casi completa la lista de apellidos de  los mayorazgos criollos afincados en el Perú desde tiempos de la colonia (Paz Soldán, Barreda, De Osma, Echenique, Ortiz de Zevallos, Balta, Leguía y Prado) y de no pocos aventureros de la estirpe de los caudillos militares y sus respectivos entornos de gobierno (Gamarra, Torrico, Morales Bermúdez, Cáceres, Piérola, Sánchez Cerro, Odría y Salazar Monroe).


Este libro es sin duda una importante contribución al conocimiento informado y exacto de la historia del Perú, lo cual permitirá a los ciudadanos peruanos comprender la naturaleza y el alcance del poder conferido a sus gobernantes. Y recordarles siempre que la corrupción que se registra en un contexto de liberalización económica y democratización no es de carácter transitorio, sino un ejemplo de las capacidades adaptativas de un "fenómeno estructural persistente", que se repite una y otra vez en cada nueva "infracción institucional". Esto ha permitido que muchos de los presidentes o jefes supremos de la nación se aventuren a alterar los equilibrios y se hagan con un poder ilimitado, algo que supo identificar y valorar en todas sus consecuencias Alfonso, a lo largo de su brillante labor investigativa. 

Rapiña patriótica (1820-1821): A falta de unos recursos financieros, los líderes y caudillos militares independentistas se implicaron en negocios ilegales, expropiaciones y operaciones fraudulentas de deuda exterior y nacional en nombre de la causa. La élite económica limeña fue objeto de expropiaciones sin ninguna garantía de independencia real, por los designios de San Martín y su ministro Bernardo Monteagudo, cuyo objetivo principal era destruir el poder colonial para asegurar la independencia de La Plata y Chile.