05 septiembre 2022

Democracia y tecnología digital

Ponentes del Metadecidim LAB en el Canòdrom de Barcelona, junio 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

La democracia participativa: debate, diálogo y deliberación

La tecnología digital no solo ha puesto a nuestro alcance un conglomerado de plataformas que usamos tanto en nuestras comunicaciones como en la información que necesitamos para llevar a cabo nuestras actividades como consumidores, usuarios, gamers, estudiantes o empresarios. Hoy existe también una comunidad transnacional de personas comprometidas con los ideales democráticos, que desarrollan y emplean estas tecnologías en código abierto con el fin de ampliar los derechos y la gobernanza de nuestras sociedades bajo la premisa del poder y el empoderamiento ciudadanos.

Nuestra “sociedad del conocimiento”, modelada por los gigantes tecnológicos de la información y la comunicación (GAFAM), requiere la ampliación e innovación de nuestras democracias mediante el uso de un software libre que tenga aplicaciones cívicas en código abierto; la ciudadanía no puede ser solo considerada como una masa de votantes que es convocada para elegir a sus representantes políticos según lo establecido en el calendario electoral; la ciudadanía del siglo XXI debe ser también participante activa en los procesos realizados mediante la tecnología cívica, que involucra a personas, organizaciones sociales e instituciones públicas.

Haciendo converger disciplinas como la ingeniería informática, la ciencia de datos, la física y la ciencia política, diversos proyectos en código abierto han creado programas de software libre desarrollados por ciudadanos e instituciones partidarias de la tecnopolítica. Estos promueven el desarrollo de plataformas de participación, organización y toma de decisiones ciudadanas que amplíen la democracia de manera inclusiva, igualitaria y transparente; funcionan en ambientes de participación y deliberación online y presencial, en eventos que pueden celebrarse de manera sincrónica (todos juntos) o asíncrona (cada persona elige el momento en que quiere o puede participar). Su fin último es conseguir que las propuestas y decisiones de los colectivos, personas e instituciones, participantes o impulsores, sean reflejados en las políticas públicas y en las leyes de su respectiva jurisdicción.

El ideal democrático de alcanzar el bien común en sociedades cohesionadas recurre cada vez más a la tecnología cívica a medida que esta es adoptada por los grupos sociales y aplicada por su economía política. Sin embargo, vemos que esta tecnología es acaparada por empresas que privilegian el software propietario y su modelo de negocio extractivista postindustrial. En cambio, las plataformas que emplean código abierto permiten recoger propuestas o celebrar debates haciendo uso de protocolos de toma de decisiones cuyos datos son incorporados en proyectos sociales y políticos transformadores que privilegian la soberanía del demos. En resumen, la tecnología cívica puede proporcionarnos inteligencia sobre las prioridades de los diversos grupos sociales que conforman un determinado colectivo o nación, o incluso una comunidad internacional, pero a su vez sirve para velar por los bienes comunes que, por supuesto, deben incluir la soberanía sobre los datos que generamos digitalmente.

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Decidim es una plataforma digital de participación ciudadana nacida y desarrollada en la ciudad de Barcelona, que hoy conforma una comunidad internacional de personas, organizaciones e instituciones públicas que han empleado su código digital y han contribuido a éste creando una serie de instancias para organizar procesos y presupuestos participativos así como iniciativas y consultas ciudadanas, hoy desplegadas a nivel mundial.

El 3 de junio pasado, se celebró un encuentro sobre democracia deliberativa en el LAB metadecidim, un espacio para la creación y la acción participativa en el ámbito de la comunidad del software Decidim. El encuentro tuvo lugar en Canòdrom, el ateneo de innovación digital y democrática que investiga y aplica tecnologías abiertas de democracia participativa y cultura digital, impulsado desde la ciudad de Barcelona.

La jornada contó con la participación de tres investigadores. Oliver Escobar, politólogo de la Universidad de Edimburgo, Rosa Borge, investigadora en administración y democracia electrónica de la UOC, y Yago Bermejo, fundador del centro de diseño y formación en procesos participativos Deliberativa.

En la presentación de la jornada, Juan Linares-Lanzman, investigador del centro de estudios Tecnopolítica de la Universitat Oberta de Catalunya, destacó la importancia de generar conocimientos científicos y técnicos, y muy especialmente, estrategias de empoderamiento en las diversas instancias de metadecidim.

En Decidim, una instancia se refiere a la organización democrática de cualquier proceso que haga uso de la plataforma Decidim para “desarrollar conjuntamente la planificación estratégica, ejecutar presupuestos participativos, construir procesos de deliberación multitudinarios y tomar decisiones de manera conjunta”.

La deliberación democrática

La deliberación y la toma decisiones comportan una gobernanza democrática que entronca con la teoría de la democracia deliberativa de Gutmann y Thompson (2004): un proceso en el que las personas libres e iguales (y sus representantes, si los hubiese) justifican sus posiciones mediante un diálogo que presenta razones generalmente aceptables y accesibles con el fin de llegar a decisiones que pueden ser vinculantes (con validez jurídica) para todos, pero abiertas a enmiendas en un futuro.

La deliberación democrática hace posible que nos gobernemos de manera libre y entre iguales, y que tomemos decisiones abiertas, no cerradas. Ejemplos de ello son las propuestas, debates y decisiones recogidas en el Plan de Acción Municipal de la ciudad de Barcelona y por la Conferencia sobre el Futuro de Europa.

Linares-Lanzman señaló que en Github, el servicio de hosting y repositorio para el desarrollo de software empleado por Decidim, el número de propuestas triplica el número de los componentes de debate. Para él, quizá sea el momento propicio para estudiar y aprender de las plataformas que incluyen la deliberación y las denominadas asambleas ciudadanas de justicia climática.

Durante el encuentro se reflexionó sobre las siguientes preguntas: ¿Qué entendemos por deliberación en la plataforma decidim y cómo podemos estudiarla? y  ¿Qué funcionalidades relacionadas con la deliberación existen en decidim y cuáles se pueden añadir como nuevas? Por último, se hizo un análisis de las Asambleas ciudadanas.

Ofrecemos aquí un resumen de la primera de las tres ponencias del encuentro, que continuaremos en dos entradas sucesivas publicadas bajo el mismo título.

Diferencias entre el Debate, el Diálogo y la Deliberación: ¿Por qué importan en el diseño de espacios participativos digitales?

En su exposición, Oliver Escobar abordó las cuestiones básicas sobre la teoría de la comuncación, basándose en la experiencia de las asambleas y manifestaciones en torno a la ley de universidades (LOU) que tuvieron lugar en España en 2001. Tras las jornadas de protesta contra la ley propuesta, las asambleas presentaron una serie de enmiendas y diseñaron una serie de propuestas alternativas.

“Fue entonces cuando despertó mi interés en la facilitación y en otras formas de comunicación. En España, el debate es la forma más conocida de comunicación pública, con sus virtudes y sus vicios.”

Escobar sitúa su marco de investigación y el ámbito de su experiencia en la democracia participativa, pero reconoce su interés en la democracia deliberativa, surgido ante la constatación de que existía un poder arbitrario en la política española. En su opinión, la teoría d ela legitimidad, que tiene en cuenta la manera en que la gente se ve afectada por las decisiones y las políticas, también debe considerar la importancia de poder ejercer influencia a través de la deliberación: “se trata de discutir de manera transparente en la esfera pública, no en secreto, por detrás o por presión de los grupos de poder”, lo cual pone en evidencia la existencia de una “caja negra” para la toma de decisiones desde el poder.

El politólogo explica la razón que hay detrás de las decisiones, es decir, que éstas no solo se basan en la opinión sino en la razón. No basta la opinión pública sino que debe haber razón pública.

Pero la mayor parte de los seres humanos no sabemos lo que queremos (o pensamos) hasta que nos ponemos a conversar con otros. “Somos profundamente relacionales. Es por ello que “deberíamos tomar decisiones basándonos en la fuerza del mejor argumento, no en la fuerza del dinero, las presiones o la autoridad ciega”. Y ello da prioridad a alcanzar un nivel de acuerdo sobre el bien común, y no solamente sobre el interés privado. “En la deliberación como forma de comunicación no es aceptable que la gente justifique sus posiciones en base al interés privado”.  

En el nivel de la esfera pública, se espera que la deliberación sea transformativa, es decir, que nos ayude a corregir cualquier desinformación, distorsiones, argumentos manipulativos, etcétera. Así, Oliver reflexiona en este punto sobre la importancia de seguir la tradición dialógica de la comunicación: “la sociedad es una maraña de pautas de comunicación. Diferentes pautas comunicativas [Pearce: 2007] generan diferentes mundos interpersonales que desarrollan sus respectivas funciones. Pero la comunicación no es solo instrumental sino constructiva; importa tanto “lo que se consigue” como “lo que se construye”: qué tipo de contextos, qué tipo de relaciones y en qué términos materiales (las pautas comunicativas).

Ejemplos de pautas comunicativas que pueden ser contraproducentes:

  •       Intercambio de monólogos y argumentos preempaquetados
  •       Voces dominantes
  •        Postureos (figuretismo)
  •        Uso y abuso de jerga
  •        Espiral de silencio (ante una mayoría)
  •        Exceso de generalizaciones (sin matices)
  •        Simplificaciones
  •        Polarización
  •        Confrontación ritualizada

 


Diálogo y deliberación en el diseño de las pautas y dinámicas comunicativas: D + D

Escobar explica que las fases o etapas dialógicas ayudan a la etapa deliberativa. El diálogo comporta una dinámica de indagación o consulta mediante la cual se explora y se aprende acerca de un asunto; asimismo, con el diálogo se producen sentidos o significados compartidos  que crean tanto el entendimiento y como las relaciones.

La deliberación, por su parte, comporta una dinámica de promoción y defensa de una política o un derecho determinado, en la que se intercambian razones públicas; a lo largo de todo el proceso de deliberación, se consideran una serie de alternativas y se toman decisiones.

En otras palabras, el diálogo se produce en una fase de exploración que es de carácter divergente en tanto que recoge testimonios y experiencias de índole diversa. La deliberación, en cambio, ocurre en una fase en que se busca llegar a una conclusión o resolución que se caracteriza por ser convergente (diferentes opiniones son sometidas a consideración por el grupo).  

El diálogo y la deliberación tienen estilos diferentes de facilitación. Mientras que en el dialogo no existe presión por llegar a una conclusión o decisión, en la deliberación sí hay apremio por llegar a una decisión.