21 octubre 2015

Joseph Stiglitz habla de macroeconomía en Lima

Foto: Ana Cabrera para La Mula

En el marco de los eventos de la junta de gobernadores del Banco Mundial y el FMI celebrados en Lima del 5 al 11 de octubre, fue invitado a participar el profesor Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía por su contribución a sentar las bases de la “teoría de los mercados y su información asimétrica”, según lo definió el comité que le otorgó el premio en 2001.
Stiglitz habló sobre reformas estructurales, deuda y crecimiento, en un encuentro que reunió a economistas, autoridades bancarias y de gobierno, así como a representantes de las ONG y los medios de comunicación. También participó en una sesión dedicada a la implementación (o el “despegue”) del programa del FMI a partir del año 2016, una vez que se haya hecho un balance de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, acordados por las Naciones Unidas para ser cumplidos en el año 2015 en todos los países del mundo.
El ex economista jefe del Banco Mundial y profesor emérito de la Universidad de Columbia es conocido por su postura crítica del manejo de la globalización, de los postulados de la economía de libre mercado y de instituciones financieras como el FMI. Por eso también aceptó la invitación al encuentro Desmintiendo el milagro peruano, organizado por Derecho, Ambiente y Recursos, que contó con la participación de organizaciones de la sociedad civil y expertos en deuda como Maria Lucia Fattorelli de Brasil y Eric Toussaint del Comité para la anulación de la deuda del tercer mundo.


Manifestación de la sociedad civil ante la Junta de gobernadores del Banco Mundial, Lima 


En su discurso del clausura del evento alternativo, Stiglitz dio algunas claves sobre las estrategias de desarrollo para América Latina, las cuales deben asegurarse de cumplir con tres condiciones esenciales: primero, la  coherencia en el nivel macroeconómico y de los mercados exteriores; segundo, la innovación en todo el espectro de la actividad económica; y por último la garantía de la inclusión también en el ámbito del mercado laboral.
Stiglitz puntualizó que en nuestra región no sería posible replicar la estrategia de los países del sudeste asiático, pues el Consenso de Washington y los postulados de la Escuela de Chicago han modelado nuestras economías de un modo muy distinto al de los países asiáticos. Las tres condiciones, para ser satisfechas por una economía, requieren de una estructura de producción diversificada que, además, contemple múltiples estrategias para los diversos sectores.
Por su parte, los gobiernos deben perseguir una serie de objetivos más amplia y hacer uso de una mayor variedad de instrumentos, siendo la política monetaria la encargada de prestar atención a la inflación, el empleo y la política industrial, el crecimiento y la estabilidad financiera. Para Stiglitz es el momento de ampliar el análisis económico más allá de la dicotomía entre el papel que deben cumplir el Estado y el mercado, pues se están produciendo articulaciones sociales más complejas,  y están tomando parte un mayor número de actores de la sociedad civil, lo cual requiere nuevos acuerdos institucionales.
Sobre el período de auge de la economía peruana entre 2004 y 2013, Stiglitz señaló como fracasos la informalidad del mercado laboral y el hecho que el Perú, al igual que toda la región de América Latina, registra la peor distribución de riqueza en el mundo. Y recordó de manera concluyente a nuestros gobernantes y a las clases dirigentes: “por la desigualdad se opta”.
En cuanto al escenario actual en Perú, explicó que el ingreso per cápita se mantiene estancado después de la caída del crecimiento registrada en 2014, y es posible que se mantenga igual en los resultados de 2015. Por eso hizo un llamado a hacer uso de capacidades para establecer políticas macroeconómicas: “cuando es el momento de adoptar políticas fiscales expansivas, vemos que existe un déficit y no un superávit”.

El efecto multiplicador de un presupuesto nacional equilibrado
La fórmula a seguir es: subir los impuestos y elevar el gasto para estimular la economía. Como manera de prevenir los efectos negativos de la presión tributaria sobre el capital, el profesor Stiglitz propone una mayor inversión por parte del Gobierno, haciendo uso de una parte de los ingresos fiscales para reinvertirlos en el propio capital, lo cual permite aumentar el poder de mercado (la capacidad de un vendedor o de un comprador de influir en el precio de un bien).
Por otro lado, es necesaria una coordinación de las tasas de cambio de moneda. “Las políticas de tasas de cambio reales, competitivas y estables, constituyen un instrumento macroeconómico de primer orden”, señaló. Y estas deben ir acompañadas de una inversión pública y políticas industriales adecuadas.
Finalmente, recordó que el sector financiero nacional no debe solo existir para servirse a sí mismo sino para proporcionar un servicio a toda la sociedad en su conjunto. “Reescribir las reglas de la economía de mercado es fundamental; solo así se podrá alcanzar la integración regional”.

Lea la entrevista de Alberto Niquen a Joseph Stiglitz

Descargue el informe Rewriting the Rules (en inglés) del profesor Stiglitz sobre la economía de EE UU

07 agosto 2015

La prensa británica oculta datos sobre la crisis de los refugiados en Europa

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Articulo de Owen Jones, columnista del diario británico The Guardian y autor de Chavs: The Demonisation of the Working Class y The Establishment
Muy poca simpatía tienen la prensa mainstream o la opinión pública británicas por los refugiados que se hacinan en condiciones inhumanas en Calais. Con un simple titular, “Migrante corre 30 millas por el canal”, el diario EXPRESS se refería esta semana a la proeza de un refugiado sudanés que estuvo a punto de cruzar el túnel del Canal de la Mancha hasta el final.

Attribution: http://www.epltalk.com/who-will-the-british-tabloid-football-reporters-vilify-next-3518













Mientras tanto, el Daily Mail decía: “Si pudimos detener a Hitler, ¿por qué nuestros líderes son tan débiles para detener unos cuantos inmigrantes exhaustos?
Incluso entre las personas de mentalidad progresista se tienen reservas acerca de las personas que han huido de las horribles circunstancias en Siria, Eritrea, Darfur, Afganistán y otros países que viven bajo el terror de las guerras y las dictaduras. ¿Por qué no buscan refugio en países vecinos a los suyos? ¿Qué les mueve a viajar miles de millas y a cruzar múltiples fronteras para empezar una nueva vida en suelo británico? ¡Ni que la Francia de François Hollande fuera una distopía desgarrada por la guerra como para no quedarse allí!
En primer lugar, la gran mayoría de refugiados no llegan ni a acercarse a Europa Occidental. Según datos de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), el 86 % de los refugiados del mundo se encuentran en algún país no desarrollado; esto representa un aumento dramático respecto al 70 % de la década pasada. Aproximadamente uno de cada cuatro refugiados en el mundo procede de Siria: y 95 de cada 100 refugiados sirios se encuentran ahora en un país vecino. Turquía, cuyo PIB per cápita es cuatro veces menor que el PIB británico, acoge en estos momentos casi 1,6 millones de refugiados, cifra no superada por ningún país en el mundo. Líbano tiene una población de 4,5 millones, y en estos momentos acoge a 1,5 millones de refugiados sirios. Los países con recursos mucho menores que los del Reino Unido son los que están aceptando el mayor número de refugiados.
Bueno, eso puede ser cierto, pero ¿por qué el resto de países de Europa Occidental no puede arrimar el hombro? Es necesario deshacer el mito de la generosidad británica. A principios de año, Reino Unido había aceptado solo 143 refugiados sirios, mientras que Alemania ha acogido unos 100.000 desde que estalló la guerra civil. Gran Bretaña recibió 31.745 peticiones de asilo en 2014; Suecia –que tiene una población casi siete veces menor que la británica–   recibió 81.180 peticiones de asilo. Francia recibió el doble de peticiones, y Alemania, con 202.245 solicitudes, seis veces más que las recibidas por el gobierno británico. Además, el Reino Unido acepta bastante menos refugiados que los otros países: el año pasado peticiones 10.050 de asilo fueron positivas, mientras que Suecia aceptó 30.650, los Países Bajos 12.550, Francia 14.815, Alemania 40.560, y en Italia, a pesar de su crisis, fueron aceptados 20.580 refugiados. Y Suiza aceptó 15.410 en su exiguo territorio.
Se dice que los migrantes que desesperadamente intentan entrar por Calais hacia las islas británicas lo hacen atraídos por un Estado que es en exceso generoso. Si van a ser pobres vayan donde vayan, y a no ser que tengan niños, estarán mucho mejor en Francia; existen restricciones parecidas para el trabajo tanto en Francia como en Reino Unido; los alquileres son considerablemente más baratos en París que en Londres; y en ambos países, los solicitantes de asilo reciben atención sanitaria y educación para sus hijos.
Quienes se dirigen al Reino Unido constituyen una minúscula proporción del total de la población mundial de refugiados. Pero aquellos que quieren llegar hasta las islas británicas son en su mayoría personas que han recibido educación; tienen un dominio del inglés que piensan que les permitirá establecerse y conseguir trabajo allí con más facilidad que en un país cuya lengua oficial desconocen; a menudo tienen un vínculo cultural con el Reino Unido por haber sido éste una antigua potencia colonial; o porque tienen amigos, familiares o cuentan con una comunidad establecida allí. Existen personas que creen en efecto que toda la población de refugiados del planeta debería ser ubicada en países fundamentalmente pobres que ya están abrumados por este problema. Sí es cierto que se necesita un debate sobre cómo resolver esta crisis mundial de los refugiados, cuyo número va en aumento. Pero para hacerlo con propiedad, debemos tener los datos y la información correctos  –y dejar de ampararnos en el mito de que el Reino Unido constituye un imán que atrae a los refugiados, algo que no es cierto.

17 abril 2015

Muerte en el Mediterráneo


La reforma de la Ley de Extranjería española ha puesto en evidencia los múltiples fallos en la aplicación del derecho humanitario y la política migratoria en las fronteras de la Unión Europea situadas en España. Las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla, antiguas plazas fuertes medievales de Europa en la región del Magreb, forman hoy parte de las fronteras exteriores de la Unión Europea en el norte de África, y son un auténtico quebradero de cabeza para las autoridades españolas. Se estima que hay 30.000 inmigrantes subsaharianos de tránsito en Marruecos que continuamente intentan saltar la valla de resguardo que separa estas ciudades del territorio de Marruecos, donde viven hacinados en las zonas adyacentes y estrechamente vigilados por las fuerzas de seguridad de ese país. A ello se suman las entregas sumarias o “devoluciones en caliente” de los inmigrantes interceptados, una práctica de la Guardia Civil española que viola las garantías de derechos previstas por la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos. En 2014 murieron ahogados en Ceuta 15 inmigrantes que intentaban llegar a nado a la playa de El Tarajal, presuntamente por la mala actuación de los cuerpos de seguridad, lo cual le ha merecido un expediente judicial al gobierno de Mariano Rajoy y a la Guardia Civil, encargada del resguardo de fronteras en España; si se agotan las instancias judiciales en España, es posible que estas denuncias lleguen a los tribunales europeos de Derechos Humanos o de Justicia, o bien a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

Pero las dificultades derivadas de la inmigración y la llegada masiva de refugiados hacia Europa desde zonas en conflicto en Oriente Próximo, también afectan de manera crítica a Italia y a Grecia. Según cifras presentadas por el Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), en lo que va de este año han llegado a Europa 31.500 personas cruzando el Mediterráneo a bordo de embarcaciones ilegales. No se sabe con certeza el número de personas fallecidas, pero entre los rescates ocurridos en 2013 y el que acaba de producirse el pasado 14 de abril en las costas de la isla italiana de Lampedusa, solo contando las embarcaciones de las que se tiene conocimiento, se calcula que 900 personas han sido sepultadas por el mar en su intento de emigrar desde países del África subsahariana, o de huir de los conflictos armados en Libia y Siria. La Operación Mare Nostrum de búsqueda y rescate de las personas a bordo de este tipo de embarcaciones finalizó en diciembre de 2014, y hasta la fecha la Unión Europea no ha puesto en marcha un nuevo programa que mejore las capacidades de salvamento en los países afectados y facilite las vías legales para las personas que buscan protección en Europa. El alto comisionado de ACNUR, António Guterres, señaló que “es cada vez mayor el número de ciudadanos sirios que arriesgan sus vidas para llegar a los territorios europeos”; por esta razón es necesario ampliar y mejorar las capacidades de búsqueda y socorro, así como incrementar las oportunidades de reubicación para las personas que solicitan la protección de la UE. El alto comisionado recalcó que las acciones de derecho humanitario requieren unas políticas de visado más flexibles y programas de reunificación familiar mejorados.

En España, entre tanto, el gobierno de Rajoy se ha apresurado en aplicar la reforma de la Ley de Extranjería de 2009 mediante la tramitación de su polémica Ley de Seguridad Ciudadana, que incluye recortes a la libertad de manifestación y la discutible figura legal del “rechazo en frontera” que ampara la devolución a Marruecos de los inmigrantes interceptados en Ceuta y Melilla. Se trata, al parecer, de hacer legal una práctica con el fin de proteger con carácter retroactivo las actuaciones de sus oficiales de seguridad, como en el caso de los policías imputados por las muertes de los inmigrantes en El Tarajal. 

Un informe firmado por 16 juristas españoles considera dicha figura “radicalmente ilegal” por ser contraria al Estado de Derecho. “La entrega de ciudadanos extranjeros a las fuerzas marroquís sólo sería posible a través de un procedimiento que respete los derechos de audiencia al interesado, asistencia letrada y de intérprete”, sentencia el informe. El informe se hizo público el mismo día en que se iniciaba en Barcelona la Cumbre de ministros de exteriores de la Unión Europea y de países vecinos del Mediterráneo. Aunque esta tuvo carácter informal, fue una ocasión de revisar los términos de la denominada Política Europea de Vecindad. Por iniciativa e insistencia de España y Francia, los países de la UE han mantenido desde 1995 la idea de una Unión por el Mediterráneo, que tiene su sede en la capital catalana. Propuesta antes de la crisis financiera que hoy afecta a la eurozona, su finalidad era promover acuerdos multilaterales con los países vecinos de la UE en la cuenca del Mediterráneo desarrollando programas de cooperación en sectores en los que Europa se considera fuerte, como son los de infraestructura y transportes, educación superior o sociedad civil. La iniciativa ha estado lastrada por las obstáculos y conflictos en las relaciones entre países del Mediterráneo sur (Argelia y Marruecos por su negativa a reconocer la independencia del antiguo Sahara español o Israel y su colonización de los territorios palestinos en Gaza y Cisjordania); pero también por la incapacidad de los ministros de exteriores de la UE de acordar cuestiones prioritarias en seguridad e inmigración durante las reuniones del Consejo de Asuntos Exteriores. Según la presidenta del Consejo, la alta representante de la UE Federica Mogherinien los 10 años de existencia del Consejo, Europa no ha sido capaz de poner los movimientos migratorios en su agenda de prioridades en política exterior. Es urgente hoy que las competencias de la Unión Europea en acción humanitaria, seguridad y defensa la lleven a escuchar los argumentos de la ONU. Actualmente el Mediterráneo es considerado como la ruta marítima de inmigración y refugio más peligrosa del mundo. El insuficiente cumplimiento de los compromisos de la UE en materia de ayuda humanitaria y protección civil debe concentrarse en dotar a sus fronteras exteriores de un sólido programa de búsqueda y rescate de náufragos, un plan que incluya posibles compensaciones a las compañías navieras por sus acciones de rescate en alta mar y un programa piloto de reubicación de refugiados sirios que llegan a las costas de Italia y Grecia, según recuerda el comunicado de la agencia para los refugiados. 

28 marzo 2015

En recuerdo de Juan José Del Solar, filólogo y traductor

Juan José Del Solar, derecha, acompañado de Adrián Góngora (también desaparecido) en la Fundación Miró de Barcelona, 1997. Ambos escribieron para el diario El Comercio de Lima. 

En 1997 recibí de una editorial española el encargo de traducir del inglés un diccionario de símbolos tradicionales. Para un traductor en ese entonces novel como yo, la obra era abrumadora por lo vasto de su campo, ya que esta comprendía todas las culturas y religiones de Oriente y Occidente. Obligado a reconocer mis enormes lagunas en el tema, y a idear una manera de subsanarlas en tiempos en que los buscadores de Internet no estaban aún desarrollados, tuve la fortuna de poder acudir al filólogo y traductor Juan José Del Solar, a quien había conocido en Lima en 1992. En 1995, Del Solar recibió el Premio Nacional de España por su traducción de la Historia del doctor Johann Fausto, texto anónimo en lengua alemana del siglo XVI (publicado en Siruela, 1994). Por entonces vivía entre Sitges y Vilanova i la Geltrú, dos pueblecitos costeros del Mediterráneo catalán. Allí se refugiaba de los duros inviernos del norte de Europa desde que, a los 16 años, dejó el Perú para completar su aprendizaje de las lenguas que le permitieron seguir sus estudios en universidades de Alemania y Francia. Se graduó en Filología alemana por la Universidad de Heidelberg y posteriormente se doctoró en Literatura por la Sorbona de París.

Desde que un infarto cerebral le quitó la movilidad de medio cuerpo en 1998, Del Solar vivía relativamente apartado del ruido de los círculos culturales, pero fue siempre persona enormemente perceptiva, actitud que le ayudó a mantenerse informado sobre las conversaciones intelectuales y estéticas de su tiempo. Fue también generoso con quienes, como yo, aprendíamos el oficio de traductor, y se mostraba siempre dispuesto a compartir sus conocimientos.

En España, Del Solar se hizo conocido por sus traducciones de la obra de Elías Canetti, un novelista, dramaturgo y ensayista búlgaro en lengua alemana que fue Premio Nobel de literatura en 1981. Un año antes se había publicado su traducción de la novela Auto de fe, seguida de los ensayos La conciencia de la palabras y La antorcha al oído, en 1982, El corazón secreto del reloj (1987), El testigo oidor (1993), Masa y poder (2002) e Imágenes de una vida (2005). Así llegaron a publicarse las obras completas de Canetti en español en la editorial Galaxia Gutemberg, a finales de la primera década del 2000; en ellas Del Solar tuvo además a su cargo la edición de Masa y poder, que publicó incluyendo un perfil de la obra del autor firmado por él. Con ello consiguió fijar con rigor de filólogo, para los lectores del siglo XXI, el texto en español de este tratado fundamental del siglo XX, que sigue siendo una obra de referencia por las claves que nos proporciona Elías Canetti sobre la sociología y la política a través de sus enciclopédicos conocimientos sobre disciplinas tan diversas como la historia, la antropología y la biología.

Su dedicación a los autores que estudió le valió en 2004 el Premio Nacional, que recibió por la totalidad de su trabajo como traductor. Imagino los diálogos que pudo tener Del Solar con Canetti, quien lo había nombrado como su traductor oficial en lengua española, lo cual constituye un infrecuente honor en el mundo de las letras. Ambos se reunieron y entablaron correspondencia para repasar los conceptos y los términos que emergían de la obra del autor; sin duda tuvieron la ocasión de tratar temas como el de la diversidad de las lenguas o la emigración en Europa; el propio Canetti provenía de una familia judía de origen sefardí que fue expulsada de España en el siglo XV, y se educó en Viena y Londres; así, autor y traductor tuvieron parecidas trayectorias en tanto que emigrados y asimilados en la cultura europea, inmersos en el ambiente cosmopolita de ciudades como París, Berlín o Zúrich, donde ambos habían tenido largas estancias.

Intuyo que sus conversaciones pudieron centrarse en el encuentro y el desencuentro de las culturas y los conflictos de intereses en la vida política de su siglo, en el peso insoportable de las decisiones militares sobre los pueblos, y en las actitudes y valores que se manifiestan en el medio social en tiempos de emergencia. Por entonces, Europa se encaminaba hacia la reconstrucción y la unificación en un “tiempo de paz, seguridad y prosperidad” que se abría tras las dos guerras mundiales que la devastaron. La lectura de Masa y poder, que hoy me encuentro leyendo como homenaje a Juan José, me ha permitido alcanzar una mejor comprensión de las movilizaciones sociales que hoy vuelven a verse en Europa tras la gran crisis financiera de 2008, que ha hecho tambalear sus instituciones políticas y económicas como ya había ocurrido en el siglo pasado, pero esta vez con Occidente entero inmerso en un proceso de pérdida de su hegemonía frente a los nuevos poderes ascendentes del capitalismo global.

En su carrera como traductor y autor, Del Solar tuvo la oportunidad de dialogar con los textos de muchos autores en lengua alemana como Thomas Mann (La muerte en Venecia, publicado en Edhasa, 2006), Ingeborg Bachmann (Malina, AKAL, 2003) Goethe (Máximas y reflexiones, EDHASA, 1999) y Lichtenberg (Aforismos, EDHASA, 1991). De la obra de Franz Kafka, recibió el encargo de traducir los escritos del autor publicados en vida, que aparecieron bajo el título de su célebre relato, Ante la ley (Random House Mondadori, 2005), que incluye también “La condena”. Asimismo, tradujo a Hermann Hesse, Robert Walser y Friedrich Dürrenmatt, y la obra de la escritora de origen rumano Herta Müller, ganadora del Nobel de Literatura en 2009, cuyo discurso de aceptación al premio tuvo él la alegría de traducir; sin olvidar las traducciones del francés de El monje y el filósofo (publicada en Urano, 1998), el libro que recoge las conversaciones del monje budista Matthieu Ricard con su padre, el filósofo Jean-François Revel. Juan José Del Solar continuó trabajando hasta su fallecimiento ocurrido el 18 de abril de 2014, mientras traducía el último libro de Ricard, En defensa del altruismo (Urano, 2014).



La biblioteca de un filólogo

Al leer el trabajo de Juan José Del Solar, reconozco las lecturas que hizo como traductor para comprender lo fundamental de las obras de autores del siglo XX como Elías Canetti o Franz Kafka. Seguramente reflexionó sobre cómo presentar una actualización de la ansiedad de la modernidad del siglo XX, descrita en esas páginas anunciadoras de las sucesivas crisis vividas en el continente europeo y que hoy sirven, en muchos aspectos, como espejo para el ciudadano global. Como intelectual, Del Solar se mantuvo siempre bien documentado e informado; y por eso el valor de su biblioteca y sus archivos debería ser dado a conocer a quienes deseen estudiar el trabajo de este atento lector y traductor que amó tanto los libros.

30 enero 2015

La política en España pide reformas

Bajo este sugerente título, el proyecto Politikon acomete la tarea de analizar el sistema político nacido de la Transición Política Española (1975-1982) y su actual sistema electoral. De su investigación resulta este libro colectivo que se adentra en la actual “crisis política e institucional del modelo español”, según reza su subtítulo, y en explorar las causas de la insatisfacción de la ciudadanía con sus gobernantes en particular, así como el desencanto hacia la política en general en España. Tras el estallido de la crisis financiera mundial en 2007 y la Gran Recesión resultante, España ha vivido grandes movilizaciones sociales de protesta (15-M, Democracia Real YA, Plataforma de afectados por las hipotecas y Mareas en defensa de lo público) que están transformando el panorama y el destino de las instituciones políticas del país y de la ciudadanía.

En el diagnóstico que ofrecen los autores de La urna rota, se señala la actual crisis española como el momento en que salen a relucir los problemas de fondo del “sistema de toma de decisiones públicas”, nacidos de una combinación de factores estructurales y coyunturales que afectan a sus instituciones: deficiente reclutamiento de élites, falta de controles y rendición de cuentas, entre los primeros, y aquellos derivados de la burbuja inmobiliaria, entre los segundos.

El libro está dividido en dos partes, la primera de las cuales se adentra en identificar el problema y sus causas, mientras que la segunda  propone soluciones posibles. Es evidente que sus autores han tenido en cuenta al lector lego interesado en política, y la obra procura siempre explicar conceptos que para los analistas electorales y científicos sociales son moneda corriente: términos como “democracia representativa”, o la diferencia entre el “sistema proporcional” y el “sistema mayoritario” o la explicación de la “fórmula de D’Hondt” (relativa a la asignación matemática de escaños en el Parlamento), con las repercusiones que ello tiene en los resultados electorales, son bien descritos al tiempo que se ofrecen ejemplos de los procesos electorales de España  y otros países de la Unión Europea o EE.UU.

El problema de la representación política en España

A partir de una serie de cuestiones acerca de los representantes políticos, y sobre si es posible hacer cambios o reformas, Politikon plantea un libro de carácter abierto que parte de “una serie de premisas […] que determinan una concepción muy concreta de la política”. En primer lugar, la importancia que dan al liderazgo político; segundo, no consideran a los políticos como una casta aparte, sino surgidos como resultado de la interacción entre los votantes y las instituciones que median en su selección. Por último, la acuciante premisa “los políticos en España son mejorables”. Las dos primeras premisas son resumidas y refundidas en una clarísima afirmación:
“los líderes son importantes, pero igual de importantes son las reglas formales e informales que llevan a su elección”.
En cuanto a la tercera premisa (que los políticos son mejorables), sus autores señalan que hay que aislar “virtudes” que pueden servir ante las cámaras para la seducción de votantes en período de elecciones, pero que son intangibles en sí mismas. El carisma, la visión, la oratoria, la campechanía, etcétera se encuentran en esta categoría y son de poco servicio a la hora de la verdad. En lugar de estas, proponen centrarse en “tres componentes observables y estrechamente relacionados” a la hora de evaluar la idoneidad de las figuras políticas:
  • El comportamiento del político (¿se ajustó al mandato político que le fue conferido?)
  • Su competencia (¿está preparado para desempeñar su función?)
  • Los resultados (¿logró sus fines?)

Pero más allá de los líderes y su actuación, los problemas de los partidos políticos españoles en tanto que instituciones derivan, según los autores, del carácter cerrado y monolítico en su organización, que considera la crítica interna como una expresión de “deslealtad” y es la expresión del atávico miedo a la división política y a perder el favor del electorado que existe en España. Dicho temor nos remite a la coyuntura política que ocasionó la implosión de la Unidad de Centro Democrático en 1982; aquejada por las divisiones internas entre los 16 miembros que conformaban la coalición, el fin del Gobierno del presidente de la moderna democracia española, Adolfo Suárez, marcó también el final de la Transición Española y sin duda determinó la herencia política de ese período.

El balance de Politikon es que “los partidos políticos en España tienen presiones hacia la cartelización derivadas de lo intrusivo de sus atribuciones y con gran margen de discrecionalidad para desviarse de su mandato en las urnas”. Un capítulo iluminador dedicado a la corrupción concluye que, en España, la “corrupción no es administrativa, sino política […]. Tiene más que ver con el tráfico de influencias, los favores y el clientelismo cuyo epicentro son los partidos políticos”.

Los autores del estudio plantean unas reformas que implican “redistribuir el poder entre los actores”, y que por supuesto requieren la verificación de la existencia de unos incentivos que las hagan posibles, y para lograr, en el medio plazo, una mejora en la calidad de los representantes políticos.

Entre las soluciones posibles, La urna rota plantea y describe una serie de posibles reformas en los mecanismos de elección de los líderes en los partidos, así como una reforma del propio sistema electoral español, que hoy se oyen casi como un clamor popular. La primera tiene que ver con el sistema mayoritario (para lograr una mejor rendición de cuentas y la representación del distrito); la segunda está relacionada con la creación de listas electorales abiertas (con el énfasis puesto en la libertad de elección dentro de los partidos); y por último, la reforma de los partidarios del llamado “sistema alemán” o mixto. Y lo más relevante en tiempos de una baja participación política, cualquier reforma presupone la adopción de mecanismos de transparencia y de control de la corrupción que busquen la implicación de la ciudadanía desde las organizaciones de la sociedad civil, lo cual posibilitaría un “control vertical de la actividad política”.


Politikon va más allá de hallar un pharmakon a los males de la política en España. También propone la mejora de los instrumentos de políticas públicas basados en las evidencias científicas y en un nuevo estilo de hacer política (aunque el ejemplo propuesto para ello, el New Labour del Gobierno de Tony Blair en Reino Unido (1997-2007) y su “tercera vía” dista mucho de haber llegado a ser la superación de lo que los autores del libro llaman “la entelequia del interés común” y de aquello que entendemos por voluntad popular). Por último, Politikon propone la adopción de nuevos mecanismos de decisión que tengan en cuenta la relación entre la democracia deliberativa, la representativa y la tecnocracia “para lograr una mejor canalización de las divergencias políticas”. En resumen, un libro muy completo e ilustrativo que pone de relieve el alto nivel académico de los científicos sociales de la generación millennial en España.