Entrevista a Claudia Vaca González, directora del Centro de Pensamiento sobre Medicamentos, Información y Poder de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL)
Foto: David Morales |
El reciente llamado del presidente Alvarado Quesada de Costa Rica, a crear una reserva de patentes a nivel mundial frente a la pandemia de Covid-19 motivó que pidamos las opiniones de actores de América Latina en temas de salud y medicamentos.
Preguntamos a Claudia Vaca sobre su participación en DIME, un proyecto que ofrece a los tomadores de decisiones en salud una información validada, comparada e independiente sobre precios, cobertura, competencia, uso racional y evaluación de las tecnologías sanitarias (ETES) y los medicamentos.
¿Qué es el proyecto DIME?
Muchas gracias por habernos contactado. Eso significa que estamos llegando a una comunidad que está interesada en informarse. DIME es una iniciativa que involucra tres elementos que yo creo que deberían promocionarse para mejorar el acceso a los medicamentos y las tecnologías de la salud, para que el derecho universal del acceso a la salud se haga realidad.
En primer lugar, DIME es una comunidad de prácticas integrada por personas independientes que trabajan en temas de acceso, políticas farmacéuticas, investigación clínica, evaluación y análisis económico. Participan en esta comunidad personas de más de 8 países de la región latinoamericana que se dedican a la enseñanza universitaria, la academia o la investigación. También hay funcionarios de gobierno, responsables de la toma de decisiones en políticas públicas desde una perspectiva técnica, y personas que trabajan con las ONG en estos temas.
Pero ¿DIME es también un repositorio de conocimiento del sector biomédico?
Desde nuestra comunidad de prácticas hemos desarrollado una plataforma digital con información que se pone a disposición para [alimentar] las discusiones y aproximaciones y para informar según la misión de DIME: ofrecer información comparada, validada e independiente, que permita las tomas de decisiones en el sector salud relativas a los precios y otros aspectos de evaluación de las tecnologías sanitarias o los medicamentos.
Por último, DIME se encarga de elaborar piezas o documentos de política pública, recomendaciones, informes analíticos y reseñas sobre normativas (policy briefs) para facilitar la toma decisiones en cada país.
«El tema del acceso al conocimiento se vuelve relevante cuando hablamos de monopolios como las patentes».
Nuestro trabajo se basa en la gestión del conocimiento, y en el caso de Covid, estamos volcados en tratar de hacer disponibles los repositorios de información independientes que no tengan sesgos de financiación o de conflicto de intereses. Tenemos un repositorio de evidencias sobre diferentes temas: medicamentos, pruebas diagnósticas, intervenciones no farmacológicas, para que las personas que toman las decisiones encuentren toda la información sobre esto. Y en particular, sobre los precios, que es un tema muy relevante sobre el cual la gente y los gobiernos pueden tener acceso. Y dentro de los precios, el tema determinante fundamental es evaluar o valorar cuándo hay competencia o cuándo hay monopolio.
El tema del acceso al conocimiento se vuelve relevante cuando hablamos de monopolios como las patentes. Por eso el tema de la propiedad intelectual, las patentes y la declaración del presidente de Costa Rica se volvió un asunto de nuestro más grande interés y lo movilizamos mucho a través de nuestra plataforma de internet.
Sobre la pandemia en la región ¿cuál es la situación actual en América Latina?
Los brotes y la incorporación del coronavirus en América Latina, tardaron por un tema de fronteras, de traslado, a pesar de lo acelerado de su expansión en un mundo global. Ocurrió con sus tiempos y sus movimientos.
Hay suficientes barreras entre Asia y nuestra región para que los aprendizajes que se dieron tanto en Europa como en Asia los pudiéramos masticar con más tiempo. Pero estamos hablando de unidades de tiempo aceleradísimas y las cosas pueden cambiar radicalmente de una semana a otra. En principio tenemos una llegada de la pandemia que está retrasada con respecto a Asia y otros países. Pero la forma como se ha extendido y la forma como han respondido los países varía muchísimo. Creo que esto tiene un elemento de economía política grande. Los gobiernos de derechas y los negacionistas tuvieron una aproximación completamente diferente a la de los gobiernos que eran un poco más abiertos o que decidieron optar por equipos asesores técnicos para manejar la pandemia, y esa es la diferencia grande entre los países. Y bueno, también están las capacidades de los sistemas de salud, que es un factor que no se tiene que olvidar nunca.
A inicios de mayo se conformó una alianza internacional para la covid-19 impulsada por Noruega, Italia, Alemania, Francia y la UE ¿qué papel pueden y deben jugar los gobiernos, la sociedad civil y la comunidad científica de América Latina en un momento en también se prevé una fuerte recesión en las economía emergentes?
La noticia del acelerador de herramientas para la Covid-19 impulsado por la OMS es como un solaz, como una tranquilidad de un esfuerzo de coordinación frente a una pandemia que nos está tocando a todos. Es decir, las respuestas individuales y aisladas tal vez no tienen sentido cuando nos estamos enfrentando a la problemática de una pandemia global. Y cuando pareciera que hubiese ausencia de instrumentos y de esfuerzos de coordinación, aparece esto, creo que por esfuerzos del Gobierno de Costa Rica, como el acelerador fundamental, como respuesta a las decisiones de algunos países como EE. UU., de tratar de ponerle un ultimátum a la OMS, que sería el único organismo —con todas sus críticas o sus fallas— el único organismo capaz de generar esa coordinación.
Yo creo que sí es un solaz, una luz de aliento sobre la coordinación. Pero creo y me temo que los países de América Latina no están jugando un rol determinante en este espacio, me parece que hay una supremacía, un elemento dominante de los países del Norte y de la UE en general que hace que preocupe la ausencia de países del Sur, tanto de América Latina como de África y algunos países que están con complicaciones muy fuertes con respecto a la pandemia, como India u otros países de Asia.
Entonces esa es la preocupación más grande: no veo al Sur presente, no veo a los organismos de los países del Sur presentes ahí... y creo que América Latina, por la fragmentación de las posturas, y también por la diversidad del desarrollo de las respuestas y de las capacidades de investigación y desarrollo, es difícil que se incorpore. Creo que habría que buscar algún espacio latinoamericano que a su vez haga un lobby en la OMS para que sean más escuchados y sean más consideradas esas capacidades de la región.
Sobre el tema del acceso a pruebas diagnósticas del coronavirus en América Latina. ¿Qué importancia tiene el acceso a la prueba y cuáles son las posibles estrategias que se están considerando para la región?
Las pruebas diagnósticas tal vez están en su momento más crítico a nivel global, no solamente en términos de acceso y disponibilidad. Es un tema de los países de América Latina, de EE.UU. y muchos países del Norte que no han podido acceder rápidamente a las pruebas, pero ya se está supliendo el mercado global un poco. No hay coordinación de América Latina, pero existen por lo menos tres países que están desarrollando capacidades propias en la aplicación de pruebas: es decir, importación, aplicación, desempeño y testeo de los pacientes: Colombia, Chile y Argentina; los países de la CAN también, pero tenemos menos información. Quizás haya otros laboratorios que testeen y que tengan capacidad de importación de pruebas, pero además, Colombia en particular, ha realizado esfuerzos por producir ciertos reactivos diagnósticos que son determinantes para el desarrollo de las pruebas; es decir, no es suficiente con importar el test que se vaya a hacer, sea molecular o sea serológico. También en algunos casos se requiere por un lado la validación de las pruebas serológicas, y por el otro lado, producir ciertos reactivos para poder realizar el análisis final de las muestras. Colombia está desarrollando estas capacidades. Al respecto, DIME ha emitido una nota sobre disponibilidad de precios y de datos sobre la oferta y el resultado de pruebas diagnósticas en América Latina; también publicaron un resumen sobre lo que Colombia está haciendo para la producción de reactivos diagnósticos, que me parece que también es válido porque esto querría decir que las barreras grandes de dependencia tecnológica podrían superarse si se logra rápidamente poner a punto estas capacidades de producción propias.
¿Y estar en condiciones de desplegar las pruebas diagnósticas en los sistemas de salud pública?
Bueno sí, pero esto revela que hay unas capacidades de investigación y desarrollo tecnológico, que en un momento de pandemia se logran. Digamos que es una muestra de que existen capacidades y que es posible responder a una circunstancia de salud pública priorizando los recursos de la I+D, con menos intereses comerciales y más prioridades de salud pública.
Criba de resultados en laboratorio. Foto: Daniel Soñé Photography / CC BY
Criba de resultados en laboratorio. Foto: Daniel Soñé Photography / CC BY
Existen kits de detección y diagnóstico molecular PCR, como el desarrollado por el hospital universitario de La Charité en Berlín, con protocolos ya disponibles en el repositorio europeo de virus EVAg. ¿Sabe si están siendo desarrolladas estas pruebas en la región?
No conozco sobre ese test en particular. Pero nosotros estamos llamando, desde la nota del DIME sobre pruebas diagnósticas, a que se haga una disponibilidad completa de datos abiertos para garantizar la producción tanto de las enzimas que se requieren para hacer el procesamiento de las muestras en PCR como el acceso a los propios tests; y que se facilite que los países puedan desarrollar sus propias capacidades. En dos boletines de DIME se ha puesto en público conocimiento lo que han logrado los países con las empresas, en especial con [los laboratorios] ROCHE, lo que no ha sido por voluntad específica de ellos, sino por presión de los gobiernos, que advirtieron sobre las posibles sanciones por mantener secretos comerciales sobre una información que es de interés público. Y esto ha dado paso a que algunas otras empresas como 3M pusieran a disposición en un repositorio abierto todos sus diseños de respiradores patentados por ser considerados también insumos esenciales en estos momentos de la pandemia.
En especial los gobiernos de Holanda y Alemania advirtieron a ROCHE, que protegía el secreto industrial de sus productos, sobre posibles sanciones por competencia desleal y daño a la comunidad. Aún así, parece que ROCHE no puso a disposición los últimos modelos, sino los diseños anteriores, lo cual posiblemente no fuera tan útil. Pero esto es un ejemplo de la importancia de hacer pública esta información, que es precisamente lo que pedía Costa Rica desde el principio.
«Las fisuras y fallas del modelo de innovación basado en patentes: el monopolio que da la patente como un incentivo no fue útil para la pandemia».
¿Cree que, a partir de la emergencia del SARS-CoV-2, habrá un cambio en las estrategias para fijar el precio de los medicamentos?
Pues a partir de la pandemia, ya son siete los países que han declarado que todos los medicamentos y todos los insumos y tecnologías médicas son de interés público, y que los gobiernos están dispuestos a emitir licencias obligatorias tanto sobre las patentes conseguidas como sobre las patentes que se vienen. Esto incluye a Alemania, a países del Norte que tenían unas posturas bastante proteccionistas sobre la propiedad intelectual. Es una señal interesante sobre las fisuras, las fallas que tiene el modelo de innovación basado en patentes porque eso significaría que el monopolio que da la patente como un incentivo a la innovación no fue útil para la pandemia; que incluso los países que han establecido esquemas rigurosos están siguiendo esquemas de flexibilidades [bajo los ADPIC de la Organización Mundial del Comercio], o incluso de excepciones. Yo creo que eso es una señal ya de por sí muy interesante. Ahora bien, que eso sea real y que se traduzca en precios bajos, está por verse.
El pulso que se viene no es por el anuncio de la declaración de flexibilidades o de excepciones a las patentes... el pulso va a estar en cómo se van a subir los precios. Esas decisiones de los países fueron tomadas porque anticipaban el hecho de que varios de los medicamentos y dispositivos que iban a requerirse en la pandemia estaban siendo protegidos por patentes; o sea que fue una salvaguarda rápida de los países para que estos productos no estuvieran sujetos a un monopolio.
Hay indicios sobre posibles registros, de un medicamento de Gilead que se llama remdesivir, que no está registrado en ninguna parte del mundo. El viernes pasado la FDA (agencia estadounidense del medicamento y la alimentación) le dió el registro de emergencia rápida. Una empresa que no se ha destacado por tener precios justos ni por ceder frente a sus patentes... ha sido bastante agresiva en sus estrategias de patente. La primeras estimaciones que se hacen sobre este producto — que todavía no sabemos si sirve o no —, hablan de 4.500 dólares por tratamiento que podría usarse en pacientes graves de Covid-19, un precio inaccesible para el volumen en que se requeriría, a juzgar por el número de pacientes que están ingresando en los hospitales, y que pudieran complicarse.
O sea que estamos en el primer paso para declarar flexible el monopolio y todavía hay un trecho para saber si los precios van a ser justos o no. Y no sabemos qué tanto se va a mover fuerte Gilead para que acepte liberar el producto y hacerlo de acceso disponible sin derechos de exclusividad en todos los países. Estamos en la mitad del camino y en los picos de la pandemia...en la cresta de la ola de la pandemia y en la mitad del camino sobre el acceso. Esto es muy complejo porque estamos retrasados en las decisiones en el avance de la pandemia.
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